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miércoles, 19 de enero de 2022

El Palacio del Real de Valencia.....anécdotas a su alrededor

 


                                                PALACIO del REAL DE VALENCIA

 

Plano de Antonio Mancelli de 1608 con las torres de Serranos a la derecha y el Palacio a la izquierda. Enfrente del palacio vemos el puente del Real que se había reconstruido recientemente en piedra.

Este palacio de orígenes musulmanes ocupaba amplios terrenos de lo que hoy es la zona del jardín de Viveros, tuvo varias ampliaciones,  remodelaciones y cambios de estilo hasta su final a principios del siglo XIX en el que se ordenó su destrucción con el discutido argumento, incluso entonces, de evitar su posible utilización militar en la Guerra del Francés (o guerra de la Independencia) en 1810. De paso se vendió  todo lo posible del palacio  para la financiación de la guerra, aunque con los gastos que conllevó el desmontaje, parece que el saldo no fue demasiado alto.

ORIGEN Y BREVE HISTORIA

Nos remontamos a principios del siglo XI durante la desintegración del Califato de Córdoba pocos años después de la muerte de Abu Amir- Almanzor- el año 1002 en Medinaceli, verdadero poder musulmán con el débil califa Hisham II.

Entonces empezó la creación de reinos independientes de Córdoba llamados Reinos de Taifas. Por nuestra zona, el Levante o Shark al Andalus, se crearon las Taifas de Valencia, Denia, Alpuente, Albarracín, Murcia, Almería, Tortosa…..

En el curso de dicha descentralización, descendientes de Abu Amir, Almanzor, los llamados Amiríes, llegaron a nuestra poco importante Balansiya. Un nieto de Almanzor llamado Abd Al-Aziz, tomo el poder en 1021 en la Taifa de Valencia y lo mantuvo hasta su muerte en 1061.

            

Recreación de la muralla musulmana del centro del Tossal, con la acequia Rovella en primer termino

En este largo periodo de reinado de 40 años, Abd Al Aziz construyó la muralla musulmana de Balansiya y, entre otras cosas, una Almunia o rahal, esto es, una finca de recreo, situada en la margen izquierda del rio, al otro lado de la ciudad amurallada, con jardines, pabellones y con una acequia, la de Mestalla, que lo atravesaba.

            Esta Almunia se convertirá con el tiempo en el Palacio del Real, residencia de reyes cristianos durante sus estancias en nuestra ciudad. El primero fue el conquistador Jaime I, y más adelante fue habitado por reyes, reinas, virreyes, capitanes generales…, etc, según la época correspondiente, hasta su destrucción en 1810.

Este supuesto de la creación de la almunia es el defendido históricamente incluso por el erudito e historiador Manuel Sanchis Guarner fallecido en 1981 , aunque últimamente se defiende la hipótesis de que el origen correspondería a la finca de recreo del último gobernador almohade Abu Zayd. Sea como sea, el origen musulmán está fuera de duda.

Estatua del Cid de Anna Huntington en la Plaza de España en Valencia

Excepción de los ilustres ocupantes fue el caso de El Cid, que en los cinco años, desde 1094 hasta su muerte en 1099 que estuvo en Valencia, prefirió vivir dentro de la ciudad, en el antiguo alcázar musulmán o en la calle del Salvador cerca del rio, según dice la tradición.

Como era el palacio?, bueno, tenemos la fortuna de que con motivo de la posible visita de Carlos IV a Valencia, en el año 1802, se encargaron hacer unos detallados planos para efectuar las reformas oportunas, planos que realizados por el ingeniero militar Manuel Caballero, se  encontraron en el año 2006 casualmente: "No iba buscando estos planos porque yo no sabia que existían planos tan detallados del Palacio Real, iba buscando materiales ligados a la presencia francesa en la ciudad de Valencia..." como comentó el mismo descubridor de estos planos en una entrevista del año 2009 el doctor en geografía Josep Vicent Boira Maiques.

Por cierto, que este autor ha coordinado un libro editado por el ayuntamiento de Valencia, “El Palacio Real de Valencia” con aportación de datos de gran interés sobre la historia, arquitectura, etc. de este palacio, donde se encuentran explicados con detalle los planos de Manuel Caballero de 1802. 

Este afortunado hallazgo, se produjo en el fondo Suchet de Paris, ya que Louis Gabriel Suchet, mariscal del imperio napoleónico y duque de la Albufera, máxima autoridad de Valencia el año y medio de la ocupación francesa, en su ordenada retirada de nuestra ciudad se llevó dichos planos sin que se tuviese conocimiento de ello.

Vamos a ver algunas anécdotas y  moradores importantes en la evolución de este complejo aúlico:

      

Estatua de Jaime I de Agapito Vallmitjana 1890

El primer rey cristiano en utilizarlo fue Jaime I que prefirió fijar su residencia fuera de las murallas de Valencia, aunque  cerca de ellas y bien comunicado con la ciudad, al igual que había hecho en otras residencias reales como en la Aljafería en Zaragoza.

…… Respondieron ellos (los musulmanes) que les placía, y entonces fuimos a la rambla que había entre el (palacio) real y la torre, donde descabalgamos, y vuelta la cara a oriente, lloraron nuestros ojos y besamos la tierra por la gran merced que Dios nos  había hecho”. Llibre dels Feyts de Jaime I, donde narra su entrada a la Valencia conquistada

En este periodo se apunta la construcción de una capilla y seguramente una ligera remodelación del edificio. De hecho, el rey de Castilla Alfonso X “el Sabio”, pernoctó en el palacio en el año 1274 en un viaje a Lyon para defender su pretensión de ser Rey de Romanos del Sacro Imperio, mientras que su séquito tuvo que quedarse en la ciudad, seguramente por la pequeña dimensión del palacio en aquellos primeros momentos.

Su hijo y sucesor Pedro I de Valencia (Pedro III de la corona de Aragón), apodado “El Grande”,  nacido en Valencia, ya realizó trabajos apreciables en el edificio para que lo habitase su esposa la Siciliana Constanza de la familia Hohenstaufen

Retablo en la capilla de Santa Bárbara en la iglesia de san Juan del Hospital. Según la tradición, curó de lepra a la emperatriz Constanza

Esta princesa, -sobrina de una emperatriz de Bizancio llamada también Constanza, emperatriz que está enterrada en la iglesia de San Juan del Hospital de Valencia. Por su memoria se hizo a finales del siglo XVII la capilla barroca de Santa Bárbara en dicha iglesia- es la “responsable” de los derechos de la corona de Aragón sobre el reino de Sicilia que tantos quebrantos y alegrías traerá a través de varios siglos.

Los hijos y sucesores de Pedro I, Alfonso I de Valencia, Jaime II de Valencia, nacidos ambos en Valencia y el hijo de Jaime II, Alfonso II “El Benigno” de Valencia, dieron otro impulso constructivo al palacio adecentando el Llano del Real, el espacio entre el edificio y el cauce del rio. Llano que serviría como un lugar donde se celebraban fiestas, torneos, etc.

Después de Alfonso II, su sucesor, el rey Pedro II de Valencia (Pedro IV de la corona de Aragón) conocido como “El Ceremonioso”, reinó durante unos 50 años en la corona de Aragón. Durante su reinado se  trasladó la sala de la Audiencia a dicho palacio en 1361.

      
Dibujo de Anton Wyngaerde del palacio del Real. 1563. 

En 1347, la reina Maria de Navarra, primera esposa de Pedro IV, dio a luz a un hijo en Valencia, falleciendo los dos, el hijo y la reina con pocos días de diferencia.

Pedro IV, se casó rápidamente con Leonor de Portugal, con la que, en pleno conflicto de la Unión con aragoneses y valencianos, tuvo lugar un curioso episodio en nuestro palacio, contado en su Crónica

Estando los reyes en El Real, repito, en plena revuelta de La Unión, el palacio fue asaltado por una multitud encabezada por un barbero, un tal Gonzalo, que le conminó a bailar con la reina cantándoles temas peyorativos, evidentemente una gran humillación para el monarca. En la Crónica de El Ceremonioso se dice que le cantaba “Mal aja que sen yrá encara ni encara” (mal haya quien marchará, ahora, ahora)

            En 1348 estalló la peste en Valencia, la primera de ocho epidemias a lo largo del siglo XIV, y los de La Unión dejaron partir a los reyes camino de Teruel.

No quedaron así las cosas y después de vencer a la Unión Aragonesa en la batalla de Épila en julio de 1348, Pedro IV se enfrentó a los unionistas valencianos venciéndolos en la batalla de Mislata en diciembre del mismo año.

El rey, ya en nuestro palacio de nuevo, mandó ejecutar a los principales dirigentes de la revuelta de la Unión, y en cuanto al que le había ofendido en aquel baile, también lo ejecutó cantándole, según la Crónica, “.. e qui nous rossegará susara e susara….” (y quien no os arrastrará, después, después?…). Claro, el tal Gonzalo murió arrastrado y ahorcado

En fin, comentar que había una campana de bronce con la que se convocaba al pueblo en la revuelta, pues bien, Pedro IV mandó fundirla y la hizo tragar a algunos de los dirigentes…..

Por su situación fuera de las murallas de la ciudad el palacio tenía riesgo de ser atacado fácilmente, como ocurrió años después, en 1363, en plena guerra de “Los Dos Pedros”.

Valencia fue sitiada por Pedro I “el Cruel” de Castilla, incendiando nuestro palacio aunque sin tomar la ciudad.

           

Escudo de la ciudad de Valencia. Doblemente Leal.

Un año después, volvió Pedro de Castilla también sin éxito, a sitiar Valencia, siendo estos dos episodios de defensa de Valencia en nombre del rey Pedro IV de Valencia, los que le valieron las dos L al escudo de la ciudad.

En 1392, un año y pocos meses después del asalto a la judería de Valencia, otro inquilino del palacio, el rey Juan I “el Cazador”, entró en la ciudad “liquidando” las responsabilidades del pogromo, el asalto violento a la judería de Valencia de 1391.

Durante el siglo XV, fue importantísima la contribución al desarrollo del palacio de la estancia durante años en él de Maria de Castilla, la mujer de Alfonso “el Magnanimo”, casados en 1415 en Valencia por el aragonés Benedicto XIII, el “Papa Luna”.

Desapegado de su esposa, el Magnánimo tuvo con la siciliana Giroldina Carlino, su primogénito Fernando o Ferrante que sería su sucesor en el reino de Nápoles, y posteriormente tuvo como amante estable a la napolitana Lucrecia d´Alagno, con la que no tuvo hijos. Para ver la importancia de esta relación, Lucrecia intentó que el papa, que era Calixto III, anulase el matrimonio con Maria de Castilla para casarse con Alfonso, cosa que el papa setabense no concedió.

Castel Nuovo en Nápoles, inspiración para la forma circular de las Torres de Quart en Valencia

Alfonso se dedicó a la conquista de Nápoles, ciudad que capituló en 1442, entrando en ella de forma permanente el siguiente año después de haber conquistado todo el territorio peninsular del amplio reino de Nápoles, se instaló en el Castel Nuovo, y no volvió nunca a sus reinos aragoneses de los que se había “despedido” varios años antes.

Por cierto, que el Santo Cáliz estuvo un tiempo en el palacio del Real hasta que fue depositado en prenda de un préstamo para financiar a Alfonso V  sus “aventuras” napolitanas en la catedral de Valencia, donde sigue al no haber devuelto el préstamo…..

            

Santo Cáliz en la sala capitular de la catedral de Valencia

Durante el reinado del “Magnánimo”, los 3 reinos peninsulares, Aragón, Valencia y Mallorca y el principado de Cataluña  que formaban la parte “española” de la Corona de Aragón, fueron gobernados unos y otros intermitentemente por su esposa Maria de Castilla y por su hermano Juan, que reinó luego como Juan II (fue el padre de Fernando el Católico), a partir del momento en que el Magnánimo partió a la conquista napolitana, residiendo largo tiempo en nuestro palacio.

En esa época, el palacio adquirió una importancia representativa, al ser sede bastante estable del gobierno de los reinos peninsulares y de Mallorca y establecerse la corte en él.

Maria fue una gran gobernante, fiel a su marido el rey en los conflictos internos, a pesar del distanciamiento personal, sobre todo con Cataluña, pero también mediando con Castilla en sus interminables enfrentamientos.

Si en 1361 la sala de la Audiencia se instaló en el palacio, en 1419 se trasladó al palacio también el Archivo del Reino.

Además de las muchas reformas realizadas en este periodo en el palacio, en 1437 se instaló en una de las torres un reloj “damunt lo terrat del reial".

Otro tema curioso es el establecimiento de un zoológico variopinto en él en época de Fernando el Católico, añadiendo a los leones, etc. ya existentes, gacelas tigres,pavos reales... y demás animales no usuales por estas tierras.

Recreación del Palacio del Real

 A primeros del siglo XVI, el palacio tuvo como “inquilina” a la competente Juana de Aragón, hermana de Fernando el Católico y viuda de Ferrante de Nápoles, llamada la “Reina Triste”, que trató de recrear la corte napolitana en nuestro palacio.

Otro momento de esplendor del palacio fue, también en el siglo XVI, cuando en Valencia se estableció después  de las Germanías una corte virreinal donde se instaló la viuda de Fernando el Católico , Germana de Foix, casada con el duque de Calabria, Fernando de Aragon, en 1526 en el que fue su tercer matrimonio. Ambos fueron nombrados virreyes vitalicios.

Puente del Real en el plano de Wyngaerde. se nota construido en mampuesto y madera.

Como anécdota del periodo, cuando el emperador Carlos I vino en mayo de 1528 después de acabar Las Germanías, a jurar los Fueros a Valencia, el puente del Real, entonces de madera, se desplomó y más de mil personas cayeron al rio según la crónica..

En 1589 otra gran riada se llevó de nuevo al puente del Real por delante, reconstruyéndose  pero ya todo de piedra estando listo para la boda de Felipe III en Valencia en 1599

El último gran momento de esplendor de nuestro palacio fue a la muerte de Germana de Foix, ya que su viudo el duque de Calabria, Virrey del reino de Valencia, casó con la culta y humanista Mencía de Mendoza, admiradora de Erasmo de Róterdam, que tuvo contacto estrecho con Luis Vives y otros destacados personajes culturales en Breda (Países bajos) durante su primer matrimonio con el príncipe flamenco Enrique Nassau III

            

Tabla central del tríptico de El Bosco, con luchas de ángeles y demonios en las cuatro esquinas

Mencía era una gran coleccionista de arte y libros, a ella debemos tener en Valencia cuadros como el tríptico de la pasión, del Bosco (o quizás de su taller), actualmente en el museo de Bellas Artes San Pio V de Valencia.

Con su marido, constituyeron una brillante corte renacentista en Valencia, tuvieron una gran biblioteca, quizás la mejor capilla musical de la corona y se desarrollaron gran cantidad de acontecimientos literarios y artísticos en el palacio.

Podríamos tomar esta fiesta en el palacio del Binche, cerca de Bruselas, en 1549 en honor del príncipe Felipe, futuro Felipe II, como ejemplo del esplendor de las desarrolladas en nuestro palacio en Valencia en esa época.

            Durante el virreinato de Fernando de Aragón,  el último en ser vitalicio, se comenzó a construir el monasterio de San Miguel de los Reyes en Valencia sobre un antiguo monasterio de los monjes del Cister. Fue regido por monjes Jerónimos (al igual que, posteriormente el monasterio del Escorial).

Fernando falleció en 1550 cediendo sus bienes al monasterio de San Miguel de los Reyes y Mencía falleció en 1554, Con ellos se fue el esplendor del palacio y comenzó una época en la que se reavivo únicamente en función de las visitas reales de los Felipes, como la visita de Felipe II en 1564 para jurar cortes o la de Felipe IV en 1645 con motivo de las ultimas Cortes celebradas en Valencia.

Excepción, fue el uso del palacio en la boda de Felipe III, ya rey, y su hermanastra Isabel Clara Eugenia con los hermanos Margarita de Austria y Alberto de Austria en abril de 1599 en la catedral de Valencia, que lo habitaron unos dos meses y medio.

Cuadro del enlace, oficiado por el Patriarca Juan de Ribera. En la parte central del tríptico se ve la parte inferior del retablo de plata renacentista, retablo que en la guerra de la Independencia fue enviado a Mallorca para fundirlo y obtener monedas para financiar la guerra.

La noche de la boda, hubo una gran fiesta en nuestro palacio mientras que el domingo siguiente, la hicieron en la Lonja, donde “regalaron” a los invitados la riquísima vajilla usada en la celebración. Luego baile en la sala de las columnas en la misma Lonja.

Durante el periodo borbónico, a partir de primeros del siglo XVIII, el palacio sirvió como residencia de los capitanes generales además de seguir usando las salas para reuniones del Consejo y varias actividades, teniendo lugar varias remodelaciones para adaptarlo a los nuevos fines.


Plano del palacio. Padre Tosca de 1704 

 

Grabado de José Fortea de 1738, obsérvese la modificación de la torre del palacio ya con chapitel y cruz en la parte superior de la torre. También se ve la entrada a la Alameda (antiguo paseo del Prado), con las esculturas de Felipe V y de su primera esposa Mª Luisa de Saboya y también las torres de los guardas a los lados del paseo.

La última gran intervención en el palacio se realizó con motivo de la posible visita de Mª Luisa de Saboya, primera mujer de Felipe V, aunque esta finalmente no vino. El que si utilizó estas reformas fue el propio Felipe V en su visita en 1719 a nuestra ciudad.

Las últimas reformas  fueron hechas a propósito de la visita de Carlos IV con su familia en 1802 de vuelta a Madrid desde Barcelona donde se acababa de casar el futuro Fernando VII con su primera mujer, su prima napolitana Mª Antonia de Nápoles.

              

Fruto de esta visita es el cuadro de la familia de Carlos IV con las artes, pintado por el valenciano Vicente Lopez Portaña.

 Vicente Lopez, fue el pintor del retrato de Goya probablemente más conocido, cuando don Francisco contaba 80 años, un par de años antes de fallecer en Burdeos.

Posteriormente, estando mal usado el palacio, llegó en plena guerra de la Independencia  el mariscal francés Moncey en 1808 a conquistar Valencia, cosa que no consiguió. Después de la primera intentona del mariscal Suchet de tomar Valencia en 1810, el capitán general José Caro Sureda ordenó la destrucción del edificio para evitar su posible uso militar en otro ataque francés, como indicamos al principio del post.

Muntanyeta del general Elio y parte de la excavación del palacio

Fin de un soberbio edificio histórico en nuestra ciudad y aunque hubo algunos intentos de reconstrucción, estos no llegaron más que a amontonar ruinas en la llamada “Montañita del general Elio”.


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