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viernes, 22 de noviembre de 2019

EL CID y la Valencia musulmana





EL CID y la Valencia musulmana

  
Escultura del Cid en Valencia. Obra original de Anna Huntington en Nueva York. Foto de la estatua de Valencia en la plaza de España



Detalle que refleja la gran calidad de la escultura


     Todos conocemos a este personaje histórico, sabemos que nació en la provincia de Burgos, seguramente en Vivar del Cid, en el siglo XI, que luchó contra cristianos y musulmanes según en que casos, que conquistó Valencia y murió en ella a finales de ese siglo XI y que para conmemorar sus gestas se escribió la primera gran obra de la literatura española escrita en una lengua romance, “El cantar de Mío Cid”. Vamos a profundizar un poco más en todo ello, situándolo en su relación con Valencia.

                                       ANTECEDENTES:

     Primero unos pocos antecedentes de la época:

     Poco después de llegada de los musulmanes a la península en el año 711, Al Ándalus se convirtió en una provincia nominalmente dependiente del califato Omeya de Damasco. Con la posterior eliminación física de la familia Omeya en Oriente, llegó a España el único superviviente con derecho a gobernar de esa casi eliminada dinastía, Abderramán I.

     Por cierto, que Abderramán I empezó a construir la mezquita de Córdoba, luego muy ampliada, sobre la antigua basílica visigótica de San Vicente mártir.


                                                                      Mezquita de Córdoba

     En el año 756 con Abderramán I se constituyó el Emirato independiente de Córdoba, aun nominalmente ligado con el nuevo Califa Abasida de la lejana Bagdad, y así, con vaivenes internos y externos, llegamos al año 929 en que ese emirato de Córdoba se constituyó con Abderramán III en Califato de Córdoba, ya con teórica y práctica independencia del Califato oriental.

     Tengamos en cuenta que Califas, en teoría, solo puede haber uno en todo el mundo musulmán, pero llegaron a haber en un momento determinado hasta cuatro califas distintos simultáneamente. Recordar que Papas católicos llegaron a haber tres al mismo tiempo……en todos los hornos cuecen habas.

     La gran figura militar de este Califato fue Almanzor, “El Victorioso”, de nombre abreviado Abu Amir, fallecido el año 1002 en Medinaceli. A un nieto suyo lo tendremos como gobernante en Valencia.

     Todavía hasta el año 1031 con el asesinato de Hisam III, nominalmente existió el Califato de Córdoba, aunque con un poder que fue debilitándose y disgregándose  en beneficio de poderes locales constituyéndose en reinos Taifas, independientes y muy variables territorialmente.



      Llegaron a existir más de 30 reinos taifas relativamente definidos, dirigidos por Bereberes, Árabes, Muladíes, Eslavos, como en Valencia al principio….., por supuesto con rencillas con las taifas vecinas y “puñaladas” internas!.

     Una vez situados en ese mar de confusión territorial musulmán en el siglo XI, los cristianos que se habían mantenido al norte del Duero y Ebro, con permiso de la importantísima taifa de Zaragoza, comenzaron a incordiar cada vez más profundamente a los reinos Taifas, ya que eran más débiles que el antiguo Califato, con lo que estos llamaron en su ayuda a sus “hermanos” musulmanes del norte de África, los Almorávides.

     Aun así realmente los conflictos consistían sobre todo en influencias de poder y cobro de parias, pidiendo ayudas militares reinos Taifas musulmanes a reyes cristianos y viceversa en sus conflictos. Era una especie de todos contra todos casi con independencia de su religión, como veremos con nuestro protagonista El Cid. Desde luego nada de una “reconquista” organizada o de cristianos contra musulmanes…., por lo menos, no en todo momento.

     Para dar una idea del incremento de presión cristiana,  a mediados del siglo XI en la época de Fernando I, que fue el primer rey de Castilla ya que esta antes era un condado, y rey de León por conquista, este cobraba 40.000 dinares de oro anualmente en concepto de parias a los musulmanes, mientras que su hijo Alfonso VI llegó a cobrar 140.000 dinares cada año…..

     No hay que olvidar que en los reinos taifas, existían unas cortes brillantes donde la cultura y el arte se valoraban y protegían, pero al mismo tiempo se incrementaban los impuestos para mantener el lujo de la corte y, desde luego, para pagar las cada vez mayores parias, creando un fuerte descontento entre la población.

                              VALENCIA

     Llegamos a la relativamente poco importante Valencia musulmana de principios del siglo XI. Situada en Sharq Al Ándalus, la parte oriental del territorio musulmán en la península.

     Con la desorganización del Califato cordobés, en 1010 toman el mando en Valencia dos esclavones, antiguos esclavos eunucos liberados, llamados Mubarak y Muzaffar, anteriormente  encargados de la organización de las acequias de Valencia, que al igual que otros esclavones en otras taifas como Denia, Almería o Tortosa coparon los puestos de mando.

     Recordar que además de para cuidar el harén, utilizaban a los eunucos, esclavos comprados ya castrados, pero islamizados e instruidos, para el ejército y para puestos administrativos, llegando en algunos casos como los nuestros en Valencia, a alcanzar puestos de poder.

                                                                         Moneda emitida por Mubarak y Muzaffar

     Mubarak y Muzaffar acuñaron moneda en el año 407 de la Hégira, 1016/1017 d.C. con su nombre, sin dejar demasiada huella para la posteridad. En el año 1018 se acabó su poder, uno murió parece que por caída de caballo en uno de los dos puentes de madera existentes y el otro en una algarada debida a los altísimos impuestos que impusieron.

     Después pasaron unos pocos años confusos con la toma de poder en Valencia por parte del gobernador de Tortosa, otro esclavón, que luego se volvió a esta, el de Denia y algún otro gobernante sin trascendencia posterior.

     Finalmente, los  Amiríes, familia y clientes de Abu Amir “Almanzor”, reclamaron el mando y un nieto suyo, Abd Al-Aziz, que también tomó el nombre de su abuelo “Al Mansur”, tomó el poder en Valencia en el año 1021.

     Durante su reinado, toma el control de la taifa de Almería y quizás también de la de Murcia durante unos pocos años, aunque en sus enfrentamientos con la taifa de Denia y Baleares, que perteneció a la taifa de Denia hasta 1076, contrató a mercenarios cristianos  leoneses y navarros.
   

Lienzo de la muralla musulmana en el centro del Tossal y recreación de la muralla musulmana con la acequia Rovella rodeando una parte de ella.

     Al-Aziz reinó durante 40 años, hasta 1061, extraña estabilidad en aquella época. Construyó la muralla musulmana de Valencia de 2.600 mts de longitud, así como, seguramente, una almunia extramuros, antecesor del futuro palacio del Real, donde están ahora los Viveros, con grandes jardines y estanques.


                                                                         Torre de la muralla musulmana en la actualidad

     Fue sucedido por dos hijos suyos, sin relevancia para nuestro tema.


                      Palacio del Real del siglo XVI, situado en la almunia creada, seguramente, por Abd Al-Aziz

     Situados ya en la Valencia de mediados/finales del siglo XI, tuvimos una influencia toledana ya que el emir de la taifa de Toledo Al Mamun, suegro del emir valenciano al que ayudó contra algunas incursiones musulmanas y cristianas de Fernando I. Al final Al Mamun derrocó al emir valenciano con lo que la taifa de Valencia perteneció a la de Toledo hasta la muerte de Al Mamun en 1075.

     Volvieron los amiríes hasta 1085 cuando Al Qadir, hijo de Al Mamun, que era rey de la taifa de Toledo  pidió ayuda a Alfonso VI, el del famoso del juramento de Santa Gadea ante El Cid ocurriese este o no, pero lo cierto es que Alfonso VI desterró a El Cid.

     Alfonso VI había vivido exiliado en Toledo antes de recuperar el trono de Castilla y ampliar sus territorios a la muerte de su hermano Sancho en el año 1072.

     Este rey Alfonso VI, aprovechando que Al Qadir de Toledo le había le había pedido ayuda ante un alzamiento interno, y a regañadientes del pueblo,  se quedó con Toledo en el año de 1085 después de un asedio de varios meses. La ciudad se rindió sin lucha manteniéndose haciendas, religiones y leyes. Toledo ya no volvió a ser musulmana.

                                      EL CID

      En esa negociación, Alfonso VI envió a Al Qadir como rey vasallo a Valencia junto a Alvar Fañez uno de sus capitanes , lugarteniente del Cid si hacemos caso al Cantar de Mio Cid. Valencia lo aceptó como su rey en el año 1085, después de varios días de duda. Ya nos vamos acercando al Cid….

     Acontecimiento importante es que ante la debilidad de los reinos taifas y la presión de los cristianos, varios emires llamaron en su ayuda al imperio norteafricano de los Almorávides, que vinieron a la península en tres ocasiones, como hemos indicado antes.

     A Alfonso VI que estaba empezando a sitiar la Zaragoza musulmana, por cierto, defendida por el Cid, ya que este estaba al servicio del emir de Zaragoza, le llegó la noticia de la llegada de los Almorávides a Al Ándalus, levantando el cerco se dirigió al sur a combatirlos.



Cantigas de Santa Maria. detalle de una batalla


     Como consecuencia de la derrota de Alfonso VI en la batallad de Sagrajas en el año 1086 ante los Almorávides, las tropas cristianas de Alvar Fañez salieron de Valencia para ayudar en la defensa de las fronteras de Alfonso VI. Con esta perdida, la situación interna de Al Qadir en Valencia quedó debilitada.

     El Cid, reconciliado después de Sagrajas con Alfonso VI, se convierte en protagonista de la ayuda a Al Qadir en Valencia cuando este la solicita ante la amenaza del emir de la taifa de Denia aliado con el cristiano conde de Barcelona, a los que el Cid vence.

     El Cid comienza a cobrar tributos de los gobernantes de las principales ciudades y territorios de la zona, privando de estos cobros tanto a Alfonso VI como al conde de Barcelona. Ambos se unen para combatir al Cid, junto a genoveses y pisanos….., que ya miraban a los puertos mediterráneos de la península.

     Pero el Cid que no quería enfrentarse a “su señor” Alfonso VI, abandona Valencia e invade territorios de la Rioja cristiana, con lo que Alfonso VI desiste de la toma de Valencia y vuelve a sus tierras.

     En esos momentos, tropas Almorávides estaban ya cerca de Valencia, con lo que alentados los valencianos por la proximidad almorávide, triunfa una rebelión contra Al Qadir que es ejecutado, y un destacamento de tropas Almorávides entra en Valencia.

     En 1092 vuelve el Cid a Valencia. Se sitúa en el hoy Puig de santa Maria, como Jaime I haría unos 140 años después, saqueando sin piedad los alrededores de Valencia y aceptando el Cid una tregua propuesta por los valencianos, a cambio de tributos, provisiones y la salida de la tropa Almorávide de Valencia.

Cuadro en el MNAC de Barcelona de Jaime I pintado en el siglo XV proveniente de la casa de la ciudad de Valencia, destruida a mediados  del siglo XIX.

     El ejército Almorávide llega hasta Alzira, y debido a su proximidad Valencia vuelve a enemistarse con el Cid, aunque cuando, después de inundar el Cid las huertas y cortar gran parte de los puentes, además de la meteorología adversa, se retiran los Almorávides, vuelve Valencia a intentar pactar con el Cid, esta vez sin éxito.

     Asedia el Cid Valencia y esta le abre sus puertas el 15 de junio de 1094. Ya no la perderá hasta su muerte en 1099, aunque la presión almorávide fue constante, con batallas importantes en Quart y en Bairén cerca de Gandía, en esta última participaron también aragoneses de Pedro I al lado del Cid.

     Como anécdota, en 1095 fue quemado en la hoguera Yahhaf, el cadí gobernador de Valencia que le abrió las puertas de la ciudad al Cid, con la excusa de ser el responsable de la ejecución de Al Qadir, protegido de Alfonso VI y del Cid, unos años atrás.

 El Cid convierte en iglesia la mezquita musulmana seguramente en 1096, firmando el documento de donación, conservado en el archivo de la catedral de Salamanca. Hasta nueve iglesias fueron consagradas en Valencia en esos años.

Su viuda Jimena, rige Valencia hasta el año 1102, cuando ante un nuevo ataque Almorávide, y con la ayuda de Alfonso VI, evacua la ciudad no sin antes quemarla, llevándose con ella a todos los cristianos mozárabes de la zona.

     La presencia del Cid en Valencia, anecdótica desde el punto de vista de sus consecuencias permanentes en la zona, si permitió un cierto relajamiento del acoso de tropas musulmanas en el norte, con la conquista por parte del reino de Aragón de las importantes ciudades musulmanas de Huesca en 1096 y Barbastro definitivamente en 1100 por el rey Pedro I. Zaragoza caería poco más tarde, en 1.118 ante Alfonso I el Batallador de Aragón.



Cantigas de Santa Maria. El pendón de las tropas musulmanas, aliadas de las cristianas, no refleja ninguna imagen, mientras que en el de las cristianas aparece la Virgen entronizada con el Niño

     Con la llegada de los Almorávides que unificaron el poder en la zona musulmana de la península deponiendo a los emires de todas las taifas de Sarq al Ándalus, como la de Alpuente, la de Albarracín,  la de Denia y Tortosa. Adiós a las primeras Taifas.

     Después de la partida de Jimena de Valencia, esta fue ocupada por los Almorávides, que la utilizaron como punto de partida de expediciones de saqueo tanto hacia el norte, cercando Barcelona y trayendo gran numero de esclavos de botín, como hacia el oeste, infligiendo una gran derrota a Alfonso VI en Uclés en el año 1108, cerca de Tarancón en Cuenca.

     Se instaló en Valencia, así como en el resto de Al Ándalus un régimen bastante integrista, con un gran poder de alfaquíes, religiosos y juristas, en detrimento de la cultura y actividad literaria, que si que floreció en esa época en la capital del imperio Almorávide, Marrakech.

     A partir del primer cuarto del siglo XII, el imperio almorávide empieza a hacer aguas tanto en África como, claro está, en la península. En África ante el nacimiento de otro grupo integrista musulmán, salido esta vez del Atlas, los Almohades, que conquistaron Marrakech en 1147 y la convirtieron en su capital.

      Como anécdota, tanto el conde de Barcelona Ramón Berenguer III en 1121 como el rey aragonés Alfonso I El Batallador en 1125 sitiaron Valencia debido al envío de   ejércitos Almorávides a África a luchar contra los Almohades que debilitó su poder en Al Andalus. 

     El primero se retiró al conseguir un gran tributo, y el segundo, al no conseguir tomarla por las grandes murallas de esta, siguió hacia el sur en una expedición que llegó hasta la costa granadina, trayendo a su regreso a mas de 10.000 mozárabes como hombres libres para repoblar las tierras recién conquistadas

     En la península, los Almohades que en 1146 han cruzado el estrecho y ya Cádiz y Jerez reconocen su autoridad, van extendiendo su imperio por las taifas que habían empezado a volver a crearse con la decadencia Almorávide.

     En lo que nos concierne a Valencia, un muladí nacido en Peñíscola llamado Ibn Mardanis, se hizo con el poder, aunque trasladó la capital de su reino a Murcia, creando una poderosa taifa que se opuso al avance Almohade hasta su muerte en 1172, contratando constantemente a mercenarios cristianos para la defensa de su territorio contra los Almohades.


En verde mas oscuro, territorios máximos de Ibn Mardanis y sus aliados sobre el año 1160.

      Una vez más cristianos ayudando a musulmanes contra otros musulmanes, que a su vez por el centro de la península los Almohades eran aliados del rey cristiano Fernando II de León contra Alfonso VII de Castilla…..

     Los cristianos llamaban a Ibn Mardanis “el rey Lobo”. Por cierto, un nieto de este rey Lobo, Zayyan Ibn Mardanis fue el último rey musulmán de Valencia, después de expulsar de esta al último rey almohade Abu Zayd, cuando Jaime I la conquistó en 1238.

     Como colofón, comentar que este Ibn Mardanis tuvo una hija llamada Zayda, a la que le regaló una finca de recreo que luego fue convertida en el convento Gratia Dei y que dio nombre  al llano de Zaidía, en recuerdo a aquella hermosa princesa musulmana.

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