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viernes, 19 de enero de 2018

Mitologia Griega 1, Velazquez y Watteau

Mitologia Griega 1

     Una sencilla y ligera introducción a la Cosmogonía y Teogonía griega basada principalmente en la Teogonía de Hesíodo

     Primero tener en cuenta que las principales fuentes , Hesíodo, Homero, Virgilio….no son todas coincidentes en los personajes y leyendas, yo utilizo las más extendidas, pero en muchos casos hay discrepancias entre los distintos autores.

     Como dice el historiador del siglo 1 a. C. Diodoro Siculo, “ Por regla general los mitos antiguos no ofrecen una historia sencilla y coherente  y  por ello nadie debe extrañarse si algunos detalles de intención no concuerdan con los de cada poeta e historiador”.

     Según Robert Graves en su libro “Los Mitos Griegos” existen varios mitos sobre la creación del mundo y de los dioses, quizás el mas conocido sea el mito Olímpico de la creación en el que “En el principio de todas las cosas, la madre Tierra (Gea) emergió del Caos y dio a luz a su hijo Urano mientras dormía”.

     En primer lugar existió el Caos. Después Gea la de amplio pecho y por último Eros el más hermoso entre los dioses inmortales.

     Del Caos surgieron Érebo (la Oscuridad) y la negra Noche. De la Noche nacieron el Éter y el Día  en contacto amoroso con Érebo

     Posteriormente Gea parió al estrellado Urano con sus mismas proporciones, también dio a luz a las grandes Montañas, a las Ninfas que habitan en boscosos montes…..

     Mas tarde, Gea acostada con Urano dio a luz a los Titanes como Japeto (el padre de Atlas y de Prometeo), a Rea (la madre de los dioses Olímpicos), a Mnemosine (la madre de las Musas), a Cronos de mente retorcida (el esposo de Rea) y a varios Titanes más.



     La diosa romana Cibeles, la Rea Griega, con Atalanta e Hipómenes, amantes convertidos en leones por Cibeles

     Gea dio a luz además a los tres Cíclopes de soberbio espíritu y un único ojo en la frente, que fueron los que le regalaron a Zeus el trueno y el rayo.



                     La fragua de Vulcano (el Hefesto griego). Velázquez

     Este óleo sobre lienzo pintado por Velázquez en 1630 durante su primer viaje a Italia, narra como el dios Apolo, aquí representado como Helios, el dios Sol, de ahí el halo en su cabeza, le comunica al dios romano Vulcano (el Hefesto griego) que su mujer Venus ( la Afrodita griega) le es infiel con el dios Marte ( el Ares griego)

     Velázquez utiliza esta historia narrada por Ovidio en su obra “Ars amatoria” situando el relato en una fragua. En Ovidio los nombres de los dioses, naturalmente, son romanos, pero como estamos siguiendo a Hesíodo continuaremos con los originales nombres griegos.


    
                                               Hefesto sorprendido por la revelación de Apolo

     Hefesto, con pañuelo en la cabeza en el cuadro, es uno de los pocos hijos de Zeus dentro de su matrimonio con Hera, en contraposición con sus múltiples y famosos hijos tenidos fuera del matrimonio.

     En este cuadro Hefesto está trabajando en una armadura, precisamente para Ares, acompañado de sus cuatro ayudantes.

     Quienes eran estos ayudantes?. Bien, teniendo en cuenta que los Cíclopes fueron liberados por Zeus del Tártaro (un abismo de similar función al infierno nuestro) al que habían sido arrojados por Cronos, a cambio de su ayuda para fabricar (en una fragua, claro) las armas con las que Zeus vencería a los Titanes en una gran guerra llamada Titanomaquia, existen pocas dudas al respecto.

     Ahora, si los Cíclopes según Hesíodo eran tres, por qué Velázquez pintó cuatro?.

     Bueno, un poeta y dramaturgo sevillano del siglo de oro (XVI/XVII) llamado Juan de la Cueva, que al ser paisano de Velázquez este tenía que conocer sus escritos,  en su obra “ Los amores de Marte y Venus”, uniendo diversas tradiciones griegas nombra a un cuarto Cíclope, Acmonides “El hijo del Yunque”.

     Con lo que a los tres Cíclopes nombrados por Hesiodo, Brontes “Trueno”, Stéropes “Relámpago" y Arges “El que brilla”, Velázquez añade el cuarto, situado en un lugar más retirado en un magistral ejercicio de perspectiva y profundidad.

     Velázquez dota a los Cíclopes de dos ojos, seguramente para imitar mejor a una fragua contemporánea con sus trabajadores.

     Otro preciosos cuadro sobre el mismo tema de la infidelidad de Afrodita con Ares (el Marte romano), lo pintó el veneciano Tintoretto a mediados del siglo XVI.



     Vemos a Afrodita recostada en la cama con su marido Hefesto buscando en las sabanas la prueba del adulterio, mientras pinta a Ares con un casco de la época, escondido debajo de la mesa mientras el perro ladra para desvelar el engaño...., con un amorcillo al fondo de la habitación.

     También parió Gea, de Urano, a los tres Hecatónquiros, monstruosos engendros de cien brazos y cincuenta cabezas.

     Al nacer sus hijos, Urano los retenía ocultos en el seno de su madre Gea (La Tierra) y estos estaban irritados desde siempre con su padre.



                                               Castración de Urano. Palazzo Vecchio en Florencia

     Gea forjó una enorme hoz y en complicidad con su hijo Cronos planearon como vengarse de Urano: “ Vino el todopoderoso Urano conduciendo la noche, se hechó sobre la Tierra (Gea) sediento de amor….. Su hijo  Cronos empuñó con la derecha la hoz de afilados dientes y segó los genitales de su padre y los arrojó a la ventura por detrás”.

     Gea recogió las gotas de sangre y al completarse el año (sic) dio a luz a las tres poderosas Erinias  (las encargadas de castigar el mal cometido por los humanos), a los altos Gigantes de resplandecientes armas y a las Ninfas (asociadas a arroyos, bosques, manantiales….)

     Alrededor del castrado “miembro inmortal” de Urano surgió en el piélago una blanca espuma y en medio de ella surgió una doncella, Afrodita, dirigiéndose en primer lugar hacia la divina Citera  (una isla al sur del Peloponeso) y desde allí rodeada de corrientes a Chipre, donde Afrodita salió del mar y bajo sus delicados pies crecía la hierba en su entorno.



                               Embarque a la isla de Citera. J. A. Watteau

     Cuadro pintado por Watteau para su entrada en la real academia francesa de pintura y escultura en 1717. Corresponde a un estilo recargado, colorista y despreocupado típico del periodo Rococó francés.

     Watteau se inspiró en el viaje de Afrodita identificando la isla de Citera, por donde esta pasó, con la sensualidad romántica.



                               A la derecha un niño, seguramente un “amorcillo”

     A la derecha del cuadro, debajo de los árboles se ven tres parejas en distintas secuencias de la seducción, primero entablando conversación, luego ayudándola a levantarse y finalmente rodeándola con su brazo por la cintura, empezando a bajar para el embarque a Citera uniéndose al resto de parejas.

     Junto a esta última pareja sitúa un perrito. Al perro se le suele considerar iconográficamente como símbolo de la fidelidad.

     Por si hubiese alguna duda del significado de este cuadro, coloca a varios amorcillos revoloteando por el aire cerca de la playa.




     Al aparecer una estatua de Afrodita en la parte izquierda inferior del cuadro, algunos autores consideran que el cuadro representa un momento en el que ya están en la isla y se embarcan para volver. En fin, para gustos colores, que en este cuadro no faltan…...



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