Buscar este blog

jueves, 28 de abril de 2016

El Consulado de Mar de Valencia




                        Detalle del forjado de madera de la sala dorada del consulado del mar

El Consulado de Mar

     El Consulado de Mar de Valencia, se constituyó por privilegio del rey de la corona de Aragón Pedro III (Pedro I del reino de Valencia), en 1283 y fue el primero creado en la corona de Aragón y en toda la península con características específicas propias e independiente del resto de poderes, sobre temas de la mar.

     Como afirma Robert Sydney Smith en su libro Historia de los Consulados de Mar, “Excepto en unas pocas ocasiones en su etapa de formación, el Consulado fue siempre un tribunal. Originalmente tribunal marítimo. Muy a principios de su evolución el tribunal consular adquirió jurisdicción en materia de litigio comercial distinto del intercambio marítimo”

     Duró con tal nombre hasta el decreto de Nueva Planta de 1707 con la llegada de los Borbones, aunque luego reaparecerá durante el reinado de Carlos III en la segunda mitad del siglo XVIII como "Real junta particular y consulado de comercio".

      Finalmente en el siglo XIX, con la promulgación del código de comercio y finalmente con el decreto de unificación de fueros se eliminó. Definitivamente?.

Como consecuencia de su actividad se creó el “Llibre del Consolat de Mar” un libro que por su prestigio  ha sido hasta el siglo XX utilizado en juicios sobre conflictos relacionados con el mar y su comercio en muchos países y ha sido traducido al alemán, inglés, francés, holandés e italiano.

Su origen es curioso, vamos a verlo:

Veamos un poco de historia:

Recordemos que Jaime I, conquistó Valencia a los musulmanes en 1238 y creó un reino autónomo, el reino de Valencia, inserto en lo que se llama “Corona de Aragón”.


                              Entrada de Jaime I en Valencia. Castillo de Alcañiz (Teruel)

      Su sucesor, su hijo Pedro, nacido por cierto en Valencia, luego rey de la corona de Aragón como Pedro III  el Grande (Pedro I de Valencia), se casó con la princesa Constanza de Sicilia.

     En Sicilia gobernada en esos momentos por los franceses de la dinastía Anjou (angevinos), se produjo una revuelta conocida como las ”Vísperas Sicilianas” en 1282 en la que hubo una gran matanza de franceses. Entonces los sicilianos les ofrecieron a Constanza (por derecho sucesorio) y a Pedro III su corona.


Vísperas Sicilianas, de Francisco Hayez 1846, en la galería de arte moderno en Roma, con la “leyenda” sobre su comienzo.


     Hasta Verdi compuso una ópera sobre el importante acontecimiento, estrenada en 1855

     El Papa de la época Martin IV, que era francés, intervino a favor de los angevinos y excomulgó a Pedro III e incluso le destituyó de la corona aragonesa. Como consecuencia se preparó un ejército francés para invadir la corona de Aragón, que llegó a conquistar Gerona. También el Papa le concedió la corona de Sicilia -nuevamente- al francés Carlos de Anjou. Caramba con el “poder” de los papas....

     Pedro III, metido en resolver estos problemas, que lo hizo, aunque luego la cuestión siciliana con los Anjou duró varios siglos, tuvo que conseguir el apoyo de sus reinos para combatir con los angevinos.

     El tipo de régimen que existía en la corona de Aragón, era del tipo “pactista”, es decir, el rey pide ayuda de cualquier tipo, económica, militar, etc., a sus distintos reinos, y estos para concederla aprovechan para pedir compensaciones al rey.


                                                         Cortes en la corona de Aragón.

     Por cierto, uno de los almirantes de la flota de Pedro III, fue el conocido por su céntrica calle en Valencia, Roger de Lauria, nacido en Lauria en el sur de Italia, vencedor de la flota angevina en Malta en la batalla por Sicilia entre otras victorias sobre los Angevinos.

     Para dar idea del poderío marítimo de la corona de Aragón en aquellos momentos, de Roger de Lauria se dice que dijo:

     “Señor, no solo no pienso que galera u otro bajel intente navegar por el mar sin salvoconducto del rey de Aragón, ni tampoco galera o leño, sino que no creo que pez alguno intente alzarse sobre el mar si no lleva un escudo con la enseña del rey de Aragón en la cola para mostrar el salvoconducto del rey aragonés”.

     Como decíamos, en aquella época, en la corona de Aragón, si el rey quería algo de sus distintos reinos, en general estos se lo daban pero siempre pedían compensaciones a cambio. Cosas del régimen pactista que se llevaba por aquí.....



Detalle del forjado de madera. Animales fantásticos con busto humano tocando instrumentos musicales.

     El reino de Valencia, creado por Jaime I unos 45 años antes de estos acontecimientos, le pidió a Pedro III, y este le concedió (luego veremos como), la creación de un tribunal autónomo independiente de otras competencias civiles valencianas para resolver de forma lo más breve posible los litigios relacionados con los actos marítimos  y posteriormente también con su comercio, como afirma el historiador castellonense Arcadi Garcia i Sanz.

     Este tribunal creado en el año 1283 al mismo tiempo que tenían lugar las batallas por Sicilia, tuvo al principio su sede en la desaparecida iglesia de santa Tecla que estaba ubicada por el principio de la actual calle del Mar, en la antigua plaza de “La Figuera”, cerca de la catedral. Posteriormente, en el siglo XVI, se trasladó a la actual Lonja, donde se le construyó el edificio para su ubicación.



Plano del padre Tosca de 1704. se ven el Miguelete abajo a la derecha y Sta Catalina arriba a la derecha. La plaza de "La Figuera" está por el centro del plano, al final de la calle curva enfrente de Sta Catalina

     Pedro III, también había pedido ayuda al reino de Aragón por el mismo motivo (Sicilia), y en las cortes reunidas en Zaragoza en octubre de 1283  los aragoneses pedían, entre otras muchas cosas, que se aplicase al reino de Valencia los fueros de Aragón. Pedro III firmó todo lo que le pedían.

     Pero  Pedro III en el Privilegium Magnum firmado en Valencia el 1 de diciembre de 1283, establece, entre otras cosas, la creación para la ciudad de Valencia del Consulado de Mar, al mismo tiempo que confirmó los fueros de Valencia de 1261 y los privilegios otorgados por Jaime I y el mismo. En fin…….

Composición del Consulado

     Se creó con dos cónsules elegidos anualmente cada Navidad entre los prohombres valencianos entendidos en arte  de la mar como jueces de primera instancia. Fue evolucionado en el tiempo, creándose el siguiente año de 1284 un juez para el caso de apelación de la sentencia y órganos consultivos especializados.

     Estos órganos consultivos, que eran dos, estaban formados por prohombres del mar por un lado y por prohombres del comercio por otro, y, curiosamente, si no existía criterio común entre estos dos órganos, era vinculante únicamente la opinión de los prohombres del mar.


                                Detalle del forjado de madera con alfarjes y entrecalles

     A partir de 1334, por un privilegio de Alfonso IV, se prohibió que cualquier otro tribunal o instancia juzgara casos competencia del tribunal del Consulado de Mar, por si hubiese alguna duda.

Precedentes:

     Los conflictos relacionados con el trasporte marítimo y su comercio vienen de muy antiguo, recogiéndose incluso en el código de Hammurabi del siglo XVIII a.c., o sea, hace casi 4.000 años leyes relacionadas con el transporte por agua.


                                                 Código de Hammurabi. Museo del Louvre

     Cerca de 4.000 años tiene este grabado en diorita en el que se representa al dios mesopotámico Shamash sentado y al rey Hammurabi, estando grabadas las "inmutables" leyes que incluso el rey tenía que cumplir

     Mucho más recientemente, en el Mediterráneo existía un gran comercio marítimo y las grandes repúblicas italianas como Pisa, Venecia o Mesina  ya tenían instituciones similares ante los problemas que surgían.

     En la península, por esos años, Barcelona , Tortosa, Gerona .., puertos comerciales con importante movimiento marítimo, ciudades  conquistadas  a los musulmanes con bastante anterioridad a la conquista de Valencia, disponían de experiencia en la resolución de este tipo de conflictos, pero con tribunales sin jurisdicción autónoma independiente. Luego veremos más diferencias con el creado en Valencia.


                                   Detalle del forjado de madera. Animales fantásticos.

     Barcelona y Gerona, fueron conquistadas a los musulmanes a principio del siglo IX por los francos carolingios de Carlomagno y Tortosa fue conquistada en el año 1148, casi 350 años después, por Ramón Berenguer IV, con lo que ya tenían una larga tradición de comercio marítimo en el momento de la conquista de Valencia a los musulmanes en 1238.

     Por cierto, que hasta el tratado de Corbeil de 1258 entre Jaime I y San Luis (Luis IX) de Francia, los herederos de los Carolingios reclamaban la titularidad de los condados catalanes conquistados a los musulmanes por los francos de Carlomagno en el siglo IX.

      En ese tratado se cambiaron las reclamaciones de Jaime I sobre territorios al norte de los Pirineos, por las reclamaciones francas sobre los condados catalanes, parte de la antigua “Marca Hispánica”, conquistados por los carolingios.

     Igualmente existía en Valencia desde su conquista en 1238 tráfico marítimo “cristiano”, pero los conflictos planteados estaban a veces sujetos a distintas competencias entre autoridades como el Batlle, el Justicia o el almirantazgo, con lo que se podía tardar bastante tiempo en resolverse los problemas.

     Para buscar la máxima agilidad en la resolución de los conflictos en este ámbito y evitar que con los retrasos las consecuencias fuesen irreparables, se creó este tribunal, al que Pedro III al concederlo indicó “que lo harán aplicando las costumbres de Barcelona”, con la importante particularidad en Valencia de la independencia jurisdiccional del tribunal del resto de poderes civiles.

     Es decir, en las ciudades con comercio marítimo, había normas y cónsules o tribunales para la resolución de los conflictos relacionados con la mar, pero no tribunales específicos independientes con jurisdicción real  (otorgada por el rey) autónoma en la que no cabían interferencias de otros poderes. El primer tribunal de este tipo fue creado, como hemos dicho, en 1283 en Valencia.


                  Detalle del forjado de madera. Animales fantásticos con busto humano

     Para ver más diferencias con otros tribunales anteriores, en el de Valencia para evitar dilaciones no se admitían abogados (como tales) en los juicios, los jueces eran expertos en la materia del mar, se atenían únicamente a las ordenanzas y disposiciones del consulado y una vez recurrido ante el cónsul de apelación, al que no se podían aportar pruebas nuevas para no alargar el juicio, no había posibilidad de recurso ante ninguna otra instancia ( hecho que recuerda al tribunal de Las Aguas).

     Posteriormente, basado en la estructura de funcionamiento del tribunal de Valencia, dentro de la corona de Aragón se creó en 1343 en Palma de Mallorca un tribunal , “per modum et formam civitate Valencia usitatos”, actualizando el ya existente. Tribunal creado justo después de la rendición (eran tiempos convulsos) de Mallorca al rey de la corona de Aragón Pedro IV “El Ceremonioso”.

     Más tarde,  en Barcelona se reformó en 1348 también por privilegio del mismo rey Pedro IV para adaptarlo según el modelo Valenciano/Mallorquín.

      Posteriormente se crearon Consulados de Mar en otros lugares de la corona de Aragón, mientras que en la corona de Castilla hasta los reyes Católicos no se crearon, siendo el primero el de Burgos en 1494, que regulaba el comercio de lana con Flandes y la pesca desde los puertos cantábricos entre otras cosas.

     El prestigio de este tribunal y el Llibre del Consolat de Mar fue tan grande, que incluso en el siglo XX, se utilizó para dictar sentencias en lugares como EEUU y Alejandría en 1937. Recientemente, la Generalitat de Catalunya ha abierto en 2008, un “consulado del mar” en Shanghai.

El edificio

     En el actual edificio de la Lonja de Valencia, se pueden contemplar partes claramente diferenciadas, como la sala de contratación, la torre, el jardín y la parte correspondiente al Consulado de Mar, que es la que nos toca hoy.

     Empezado el edificio de la Lonja por Pere Compte y Joan Ivarra en 1483 en estilo gótico, se concluyó ya en estilo renacentista en 1548 con los medallones exteriores que rodean la planta alta del consulado de Mar.

     El tiempo de construcción de la parte del Consulado, casi 50 años, contrasta con la rápida construcción del salón de columnas, torre y capilla en solo 15 años. Esto fue debido sobre todo a la decadencia económica del reino de Valencia y hay, además,  que considerar la revuelta de Las Germanías de principios de los años 1520.


Fachada del Consulado hacia el jardín, donde se ven en los dos medallones centrales a los Reyes Católicos.

El 7/12/1996 conmemorando el 500 aniversario de su construcción, la Lonja fue declarada patrimonio mundial.

     Cuando en 1498 se concluyó la sala de contratación, Pere Compte (Joan Ivarra había fallecido) continuó el edificio en estilo gótico por la parte norte de la capilla, comenzando el pabellón del Consulado de Mar. A su muerte en 1506 continuaron la obra los maestros Joan Corbera y Domingo Urtiaga que en 1548 la finalizó con la colocación de los medallones ya puramente renacentistas en la parte superior externa del último piso del consulado.


Piso superior del Consulado, con los medallones renacentistas. Vicente Luis Simó Santonja los estudió iconográficamente

     Según Simó Santonja, las figuras de los medallones siguen un claro programa iconográfico con personajes históricos y mitológicos, veamos unos ejemplos:

     Los medallones que dan al patio interior, corresponden a Dioses y Reyes, como Mercurio (también dios del comercio) o Proserpina (la del famoso rapto, “origen” de las estaciones) figuras que corresponden al primer y último medallón.

     Mientras que los recayentes a la C/ Cordellats son de personajes contemporáneos (del siglo XVI) como Juana la Loca o El gran capitán -primer y último medallón-. Y los que recaen a la plaza del mercado corresponden a personajes y héroes clásicos y mitológicos como la musa de la poesía Calíope o el griego Menelao (el marido de Helena de Troya) -primer y último medallón-.

     Pere Compte simultaneaba estos trabajos con varias obras y ampliaciones en el palacio de los Borja de Valencia, en la iglesia de Villarreal, en diversos puentes, en las Atarazanas, en el Almudín, en el Estudi General (la Universidad) a la que en 1501 el Papa Alejandro VI (Rodrigo de Borja) autorizaba por una bula, confirmada en 1502 por Fernando el Católico.

     Vuelve Compte a dar impulso a las obras de la Lonja empezando la parte del Consulado y hasta su muerte en 1506 construye el subterráneo, la planta baja donde se reunía el tribunal y el 1º piso o “cámara dorada” que es donde está ahora el fantástico alfarje de madera del siglo XV. Al mismo tiempo consta que en 1503 se estaba trabajando en la escalera de acceso a la 1ª planta por el jardín, la escalera actual.


                                                         Sótano del Consulado

     Faltaba por construir el piso superior del Consulado (actualmente no abierto al público) además de toda la decoración exterior de los medallones, ya en estilo renacentista. Hay que considerar que únicamente en la bóveda del sótano, Pere Compte utilizó bóveda de crucería con arista muy rebajadas, y arcos también muy rebajados entre las bóvedas, aunque muy simples. En los techos de las dos plantas superiores colocó madera.

Planta baja


                              Puerta de entrada desde la antigua capilla a la sala del tribunal


Detalle de una curiosa escena en la ménsula de la parte derecha de la puerta de entrada.

     El pavimento actual en damero blanco y negro fue colocado en 1902. En su origen había sido diseñado por Pere Compte alternando mármol blanco con piedra “blava”, tal como lo describió al entregarle el diseño a un mercader pisano para su fabricación. Las estrellas actuales no estaban en el diseño original.

     El techo tiene 13 jácenas de madera con casetones  cuadrados y hexagonales yuxtapuestos entre ellas.


                                                              Casetones del techo

     Al fondo de la sala, en su parte norte, encima de la tarima, hay tres cerámicas “socarrats”, que representan a Jaime I en el centro, a San Vicente Ferrer a la izquierda y al ángel custodio de Valencia a la derecha.


                                                                      Jaime I


                                                                     San Vicente Ferrer


                                                                  Ángel custodio

Sala del artesonado

     Todavía construida por Pere Compte, el gran interés de esta sala, reside en el bellísimo alfarje del techo, alfarje que se construyó y decoró en la 1ª mitad del siglo XV para la sala dorada de la antigua Casa de la Ciudad, situada donde actualmente está el jardincillo al lado de la Generalitat.


Forjado de madera (o alfarje) del 1º piso del Consulado, antiguamente en la Casa de la Ciudad

     Debido a su ruinoso estado, se destruyó la Casa de la Ciudad a mediados del siglo XIX perdiéndose una gran cantidad de arte con él. Pero, por suerte, este artesonado fue desmontado aunque desordenadamente y trasladado a las cocheras del palacio arzobispal y a las torres de Serranos. Una vez ordenado, se llevó a esta sala en la Lonja, donde se colocó en 1920.

     Durante estos poco más de sesenta años que estuvo abandonado, la madera del alfarje pasó diversas vicisitudes, desde un intento de venta en 1870, aprobado por la municipalidad de la época y luego abortada, a periodos de olvido, que desde luego no le sentaron nada bien a su estado de conservación, pero por lo menos no se perdió.

     Las dimensiones de este alfarje en origen en la casa de la ciudad, era de unos 16 mts por 6,40 mts de ancho, mientras que las dimensiones de esta sala, son de 18 mts por 7,25 mts aproximadamente, con lo que para su acoplamiento en esta sala se tuvo que suplementar tanto el ancho como el largo.

     En concreto, se añadieron dos jácenas nuevas y dos entrecalles para adecuar el largo, y unas ménsulas y plafones laterales para el ancho tal como figura en la placa a la entrada de esta sala.


                                                               Añadidos laterales

     Las jácenas originales son de madera de conífera, seguramente de pino, al igual que las planchas decoradas en las jácenas, aunque las añadidas en 1920, son de escayola. Igualmente las primeras ménsulas, que parecen de piedra, son también de escayola con pintura que da esa sensación, al igual que los escudos entre ellas.

Techo del 1º piso del Consulado

     La decoración de las jácenas y entrecalles es bastante variada, no contiene, en general, elementos religiosos, ya que en su origen, y ahora también, adornan edificios civiles.

     Los motivos contienen desde elementos musicales, escenas de lucha, algún desnudo, bastantes animales antropomorfos, escudos heráldicos, profetas, etc. lo importante es poderlos contemplar con un poco de detalle.

     Dejamos varios detalles más incluido uno de los añadidos en el siglo XX, a ver si sabemos cuál es???







     Como colofón, en la decoración por el exterior, delante de la iglesia de los santos Juanes, las ventanas están enmarcadas por un alfiz que finaliza en ménsulas curiosas, ponemos una foto de la más conocida.




                                             Figura conocida popularmente como “El Cagaoret”

                                               

     En el piso superior, las ventanas  de tipo conopial que dan a la esquina con la C/ Cordellat, están cegadas desde su construcción, seguramente por motivos estructurales. Este piso  está rematado por parejas de medallones renacentistas







1 comentario: