El burdel medieval de Valencia
Plano de Vyngaerde del siglo XVI con la parte de Valencia en que se ubicó la mancebía medieval, con las reconocibles torres de Quart en la parte central superior y el Portal Nou o de San Jose en primer plano, abajo a la izquierda.
Para hacernos una idea de la extensión de las distintas murallas, Romana, Musulmana y Cristiana, y de los distintos barrios "especiales", Judería, Morería y Mancebía, he englobado todos en el mismo plano, usando el de Antonio Mancelli de 1.608 como base. Como el perimetrado es personal, y no soy un experto en esto, considerarlo como bastante aproximado
La mancebía medieval de
Valencia o Pobla de les fembres pecadrius fue por lo menos en los siglos XV y
XVI una de las mejores, si no la mejor, de los recintos dedicados a la
prostitución en toda Europa.
Valencia con 60 a 75.000
habitantes según distintos especialistas, era la ciudad más poblada de la
corona de Aragon y junto a Sevilla de la España cristiana en el siglo XV.
Tenía el puerto
mediterráneo más activo y un tráfico ingente de comerciantes y financieros,
extranjeros y nacionales, tanto de paso como estables. Los Jurados de la ciudad, se preocuparon por el
ordenamiento de la prostitución dentro del Burdel.
No solo la prostitución
estaba permitida, se creó un marco estable y regulado, con disposiciones e incluso
protección real directa en algunos periodos para el ejercicio de la prostitución de una
forma segura y sana, dentro de lo posible, claro.
El burdel de Valencia
era visitado, recorrido y alabado por visitantes extranjeros, nacionales y,
claro está, locales. Gozaba según testimonios escritos, de una gran reputación
de limpieza, seguridad y mujeres hermosas con elegantes vestidos, adornadas con
deslumbrantes joyas.
Gárgola en la la puerta románica de la catedral de Valencia, con una imagen parece que alusiva al tema
Gárgola en la la puerta románica de la catedral de Valencia, con una imagen parece que alusiva al tema
Veamos algunos
testimonios escritos de viajeros de la época sobre la ciudad de Valencia y
también sobre el burdel:
El médico y viajero Hyeronimus M unzer, en su crónica
del viaje por España y Portugal en los años 1494 y 1495, narra refiriéndose a
Valencia ciudad "normal":
“Visten los hombres
ropa larga y las mujeres con singular pero excesiva bizarría, pues van
descotadas de tal modo, que se les puede ver los pezones; además, todas se
pintan la cara y usan afeites y perfumes, cosa en verdad censurable. Los
habitantes de la ciudad, así hombres como mujeres, acostumbran a pasear de
noche por las calles, en las que hay tal gentío que se diría estar en una
feria, pero con mucho orden, porque allí nadie se mete con el prójimo. No
hubiera creído que existía tal espectáculo a no haberlo visto, como lo vi, en
compañía de mis paisanos los honrados mercaderes de Rafensburgo. Las tiendas de
comestibles no se cierran hasta media noche y, así, a cualquier hora puede
comprarse en ellas lo que se desee. Mucho más diría sobre este punto, pero lo
omito en gracia a la brevedad.”
Composición imaginaria de una mancebía medieval
El acompañante de
Felipe II y y notario apostólico Henrique Cock en su crónica del viaje después
de las cortes de Monzón de 1585 por Zaragoza, Barcelona y Valencia, dice: “La putería publica tan común en España,
que muchos irán a ella primero que a la iglesia….dicen que es (la de Valencia) la mayor de toda España, cercada alrededor
de un muro y parece un pueblecito así por la división de las calles como por la
cantidad de gente que en ella hay”
Aunque, quizás, el
siguiente comentario es el que mejor la describe :
Antoine
de Lalaing, noble flamenco, chambelán de Felipe el Hermoso en su primer viaje
por España, nos deja esta descripción: “El
lugar de las mujeres publicas, el cual es grande como un pueblo pequeño y
cerrado todo alrededor con muros y una sola puerta. Y delante de la puerta hay
levantada una horca para los malhechores que pudiesen entrar dentro. En la
puerta hay un hombre encargado de quitar los bastones de los que vayan a
entrar y les dice si quieren entregar su
dinero, si lo tienen, que se los devolverá a la salida sin perdida alguna. Y si
por casualidad no lo entregan y se lo roban durante la noche , el portero no es
responsable de ello….Y habrá doscientas o trescientas mujeres …. Que sentadas
en sus entradas con una hermosa lampara colgada encima para para verlas con
facilidad”.
Tambien
indica Lalaing que habían dos médicos para el control y atención de las
mujeres.
Hay
mas comentarios medievales sobre el tema, estos son representativos de las
formas y actividades dentro de ese pequeño pueblo.
Podemos añadir este
refrán español del siglo XVI: Rufián cordobés y puta valenciana……
Sus límites desde
principios del siglo XIV eran la calle Corona hasta la calle Alta, siguiendo
por la calle Salvador Giner hasta el portal Nou (construido más adelante) y por Guillen de Castro bordeando el rio hasta el antiguo torreón de Santa Catalina
hacia el portal dels Tints en la entrada de la calle Corona. Estos límites,
claro, una vez construida la muralla cristiana a mediados del siglo XIV.
Plano del padre Tosca de 1704 con los limites del Publich marcados en rojo. he colocado una pequeña lupa sobre la plaza Mosen Sorell para mejorar su comprensión. El Publich ya no existía en 1704, por eso están abiertas las calles.
La mancebía, en el plano de Mancelli de 1608. Se ven, quizás con mayor detalle al estar todavía en activo, las casas, jardines y el muro perimetral.
Una vez situados, para
ver la operativa y regulación, vamos a seguir el Libro de Manuel Carboneres,
historiador destinado en el archivo municipal de Valencia a finales del siglo
XIX: “Picaronas y alcahuetas o la
mancebía en Valencia”, libro basado en documentos del archivo municipal de
Valencia, desde principios del siglo XIV hasta la abolición de los fueros, en
realidad hasta fines del siglo XVII, cuando el burdel desapareció como barrio
especifico
El barrio, llamado
también Publich, parece que fue
señalado por el rey Jaime II para reunir allí el ejercicio de esta profesión. En
una ordenanza de 1321, ya decía “Que ninguna mujer pecadora se atreva a bailar
fuera del lugar que ya tiene señalado para estar”.
Esta es la primera referencia al Publich que encuentra Carboneres en los archivos sobre un lugar concreto para ejercer la prostitución.
Otra imagen procaz en gárgola de la Lonja de Valencia
Evidentemente la prostitución se ejercía de antiguo y
seguramente Jaime I designó a una persona para regular los conflictos que
pudiesen producirse en estos asuntos, personaje que era conocido como rey
Arlot.
Los jurados de Valencia en época de Jaime II
reglamentaron la situación, ordenando que todas las mujeres "de mal vivir" fuesen
a residir de grado o por fuerza al “publich”. La zona designada era conocida como Pobla de Bernat Villa, y estaba
situada mas allá de las murallas musulmanas (las existentes en ese momento) en
el camino de Campanar, lo que tuvo consecuencias como luego veremos.
El Publich se
componía de un sinnúmero de casas, en general aisladas con un pequeño jardín
separadas unas de otras por una empalizada o cerca de madera o cañas, como vemos en el plano de Antonio Mancelli.
Las casas pertenecían a diferentes propietarios que las
alquilaban a mujeres que se dedicaban a hacer de celestinas y a los hostalers que eran los que
proporcionaban habitación, comida ropas, joyas…. a las mujeres, endeudándose
estas con los hostalers …y ya les pagarían….
Ante la avalancha de protectores y prestamistas que
acudieron a ayudarlas en este traslado y los abusos consiguientes, en 1334 los
jurados publicaron un bando prohibiendo alquilar a ninguna mujer pública
vestidos o adornos, perdiéndolos y pagando multa en caso de que desobedeciesen.
El 7 de marzo de 1337, Pedro IV suprimió el oficio de
rey Arlot debido a las quejas de las mujeres por los abusos que se cometían con
ellas.
Pedro IV de Aragón, cuadro en el MNAC
Claro, existirían mujeres arrepentidas o que quisieran
salirse. Para ellas en 1345 el Consell acuerda construir una casa, comprándose
otra más grande en 1362.
Casa conocida como de las Arrepentidas, creada por
sugerencia de una monja franciscana.
Posteriormente en el año 1.600 se construyó anexo el convento de San
Gregorio. La financiación del mantenimiento de dicha casa se realizaba mediante
limosnas en toda la ciudad.
Casa y convento fueron derribados en 1913, estaban
situados donde hoy día está el teatro Olympia.
Se siguió regulando las actividades de prostitución,
por ejemplo se prohibió a los hostalers u hostaleras vivir cerca de ellas a no
ser que tuviesen casa propia, pudiendo solo alquilar prendas de dormir y dar de
comer.
Además, si alguien tuviese a sueldo a alguna mujer,
serian azotados públicamente por la ciudad. Si las prostitutas salían del Publich, no debían llevar capa o manto, para distinguirse de las mujeres honradas.
El barrio permaneció abierto y comunicado con el resto
de Valencia a pesar de distintos intentos de cercarlo en 1377, 1392 o 1397. No
fue hasta 1444 cuando la reina Maria, esposa del “Magnánimo” Alfonso V, tomó
cartas en el asunto ya que vivía en Valencia. Consiguió que el Consell aportara
fondos para el cierre del Publich dejando
únicamente una puerta de entrada/salida, nombrada por los viajeros en sus crónicas.
Marcado en rojo, sobre mapa Google, del Publich
Existía un antiguo portal llamado de les Bones Dones un
poco al oeste del portal Nou o de San José o de la Santa Cruz, que era paso
para el poblado de Campanar. Era todo un escándalo para los viajeros que tenían
que atravesar por el Publich, para
llegar a este pueblo. Se tomó la decisión de eliminar dicho portal y abrir el
de San José, enfrente del puente, eliminando así el paso por el barrio a los
que no lo deseasen. Se acabó de construir en 1471.
Claramente se fue relajando el cumplimiento de las
normas y las “ mujeres de cadira” se extendían por toda la ciudad, dictándose
varios bandos a lo largo de los años para obligarlas a volver al barrio, bajo
penas diversas.
Un momento curioso fue que al abandonar gran parte de
los judíos su barrio después del asalto a la judería de 1.391, muchas “malas
mujeres “ se trasladaron allí. En 1394,
nuevamente, se las obligó a volver al Publich.
Idealización de un patio de la mancebía
En 1450, se dieron estas razones para volver a dar la
orden de que las mujeres de mala vida
que vivían en la ciudad, volviesen a vivir al burdel: “por ser cosa escandalosa y contra las buenas
costumbres… ya que por los pecados que se cometían Dios castigó con
epidemias….”.
Como ejemplo de la importancia de este fenómeno, en
1453, el rey Juan II puso al Publich
y sus moradores bajo su salvaguarda directa, dictando penas muy severas contra
los que cometiesen allí dentro algún delito.
Por una nueva ordenanza en 1502, las nuevas candidatas
debían presentarse al Justicia Criminal antes de ejercer. Se regularon los
costos de los prestamos, comidas, alquileres, etc de los hostalers a las “donas
de cadira”.
Igualmente se
dictaminó que si algún padre ejerciera de alcahuete de alguna hija, la
ordenanza decía: “que sean puestos sobre
un asno y azotados mortalmente”.
Bueno, vemos que existía una gran y continua regulación
de las actividades y comportamientos de las personas relacionadas con el Publich. Su decadencia se produjo a lo
largo del siglo XVII.
A finales de ese siglo, un padre Jesuita llevó a las
últimas siete mujeres que todavía vivían allí al convento de San Gregorio donde
fueron convertidas por él mismo. Según el bibliógrafo Rodríguez, testigo de
ello, “aquellas siete pecadoras se convirtieron en siete ángeles”.....
ALGUNAS CURIOSIDADES
Puerta de entrada al antiguo hospital donde eran llevadas las mujeres del Publich para su tratamiento
El primer documento que encuentra Carbonero sobre la higiene, data de 1548 con el nombramiento de un tal Pedro como cirujano para la inspección de las mujeres, aunque anteriormente existía dicho servicio ya que este Pedro sustituyó a Gines Nadal, cobrando lo acostumbrado….
Las “donas de cadira”
podían ejercer todo el año excepto durante la semana santa o en jubileos
o festividades señaladas y en esas ocasiones eran retiradas a una casa de
penitencia a expensas de la ciudad. Podían ejercer los domingos, pero siempre
después de la misa, quizás de las 12.
El jueves santo, las arrepentidas visitaban monumentos ataviadas
con un traje blanco con el que mostraban sus pezones. Era tal el escándalo que
en 1533 los jurados cambiaron este por un traje de lino cerrado desde el cuello
hasta los pies, eso si, les pagaron el nuevo traje.
Gorgola de la Lonja indicando la dirección del burdel??, en cualquier caso, si que está en esa dirección
En la católica España, se justificaba y toleraba la
prostitución como un mal menor, fundándose, como indica Carboneras “…en una sentencia de San Agustín apoyada
por nuestro San Vicente Ferrer, que creían que debían tolerarse esos lugares
públicos para evitar otros vicios mayores….”.
También en 1548, los jurados dictaron que si una mujer
del burdel quisiera arrepentirse en semana santa o en jubileo, todas las
cantidades que adeudara a los hostalers quedaban perdonadas…. pero si
reincidiese seria condenada a cien azotes y al destierro de la ciudad.
Además, para prevenir la sífilis galopante en aquel
siglo XVI, dictaron que si un hostaler no comunicase máximo el día siguiente de
saberse dicha enfermedad para trasladar a la mujer al hospital, todas las
deudas que dicha mujer tuviese con el hostaler quedarían perdonadas.
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