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domingo, 17 de mayo de 2020

La mancebía medieval de Valencia


 El burdel medieval de Valencia




                                  Plano de Vyngaerde del siglo XVI con la parte de Valencia en que se ubicó la mancebía medieval, con las reconocibles torres de Quart en la parte central superior y el Portal Nou o de San Jose en primer plano, abajo a la izquierda.



   Para hacernos una idea de la extensión de las distintas murallas, Romana, Musulmana y Cristiana, y de los distintos barrios "especiales", Judería, Morería y Mancebía, he englobado todos en el mismo plano, usando el de Antonio Mancelli de 1.608 como base. Como el perimetrado es personal, y no soy un experto en esto, considerarlo como bastante aproximado

     La mancebía medieval de Valencia o Pobla de les fembres pecadrius fue por lo menos en los siglos XV y XVI una de las mejores, si no la mejor, de los recintos dedicados a la prostitución en toda Europa.

     Valencia con 60 a 75.000 habitantes según distintos especialistas, era la ciudad más poblada de la corona de Aragon y junto a Sevilla de la España cristiana en el siglo XV.

     Tenía el puerto mediterráneo más activo y un tráfico ingente de comerciantes y financieros, extranjeros y nacionales, tanto de paso como estables. Los Jurados  de la ciudad, se preocuparon por el ordenamiento de la prostitución dentro del Burdel.

     No solo la prostitución estaba permitida, se creó un marco estable y regulado, con disposiciones e incluso protección real directa en algunos periodos para el ejercicio de la prostitución de una forma segura y sana, dentro de lo posible, claro.

     El burdel de Valencia era visitado, recorrido y alabado por visitantes extranjeros, nacionales y, claro está, locales. Gozaba según testimonios escritos, de una gran reputación de limpieza, seguridad y mujeres hermosas con elegantes vestidos, adornadas con deslumbrantes joyas.



Gárgola en la la puerta románica de la catedral de Valencia, con una imagen parece que alusiva al tema


     Veamos algunos testimonios escritos de viajeros de la época sobre la ciudad de Valencia y también sobre el burdel:

     El médico y viajero Hyeronimus Munzer, en su crónica del viaje por España y Portugal en los años 1494 y 1495, narra refiriéndose a Valencia ciudad "normal":

     “Visten los hombres ropa larga y las mujeres con singular pero excesiva bizarría, pues van descotadas de tal modo, que se les puede ver los pezones; además, todas se pintan la cara y usan afeites y perfumes, cosa en verdad censurable. Los habitantes de la ciudad, así hombres como mujeres, acostumbran a pasear de noche por las calles, en las que hay tal gentío que se diría estar en una feria, pero con mucho orden, porque allí nadie se mete con el prójimo. No hubiera creído que existía tal espectáculo a no haberlo visto, como lo vi, en compañía de mis paisanos los honrados mercaderes de Rafensburgo. Las tiendas de comestibles no se cierran hasta media noche y, así, a cualquier hora puede comprarse en ellas lo que se desee. Mucho más diría sobre este punto, pero lo omito en gracia a la brevedad.”


Composición imaginaria de una mancebía medieval

     El acompañante de Felipe II y y notario apostólico Henrique Cock en su crónica del viaje después de las cortes de Monzón de 1585 por Zaragoza, Barcelona y Valencia, dice: “La putería publica tan común en España, que muchos irán a ella primero que a la iglesia….dicen  que es (la de Valencia) la mayor de toda España, cercada alrededor de un muro y parece un pueblecito así por la división de las calles como por la cantidad de gente que en ella hay”

     Aunque, quizás, el siguiente comentario es el que mejor la describe :

     Antoine de Lalaing, noble flamenco, chambelán de Felipe el Hermoso en su primer viaje por España, nos deja esta descripción: “El lugar de las mujeres publicas, el cual es grande como un pueblo pequeño y cerrado todo alrededor con muros y una sola puerta. Y delante de la puerta hay levantada una horca para los malhechores que pudiesen entrar dentro. En la puerta hay un hombre encargado de quitar los bastones de los que vayan a entrar  y les dice si quieren entregar su dinero, si lo tienen, que se los devolverá a la salida sin perdida alguna. Y si por casualidad no lo entregan y se lo roban durante la noche , el portero no es responsable de ello….Y habrá doscientas o trescientas mujeres …. Que sentadas en sus entradas con una hermosa lampara colgada encima para para verlas con facilidad”.

     Tambien indica Lalaing que habían dos médicos para el control y atención de las mujeres.

     Hay mas comentarios medievales sobre el tema, estos son representativos de las formas y actividades dentro de ese pequeño pueblo.

     Podemos añadir este refrán español del siglo XVI: Rufián cordobés y puta valenciana……

      Sus límites desde principios del siglo XIV eran la calle Corona hasta la calle Alta, siguiendo por la calle Salvador Giner hasta el portal Nou (construido más adelante) y por Guillen de Castro bordeando el rio hasta el antiguo torreón de Santa Catalina hacia el portal dels Tints en la entrada de la calle Corona. Estos límites, claro, una vez construida la muralla cristiana a mediados del siglo XIV.


Plano del padre Tosca de 1704 con los limites del Publich marcados en rojo. he colocado una pequeña lupa sobre la plaza Mosen Sorell para mejorar su comprensión. El Publich ya no existía en 1704, por eso están abiertas las calles.


La mancebía, en el plano de Mancelli de 1608. Se ven, quizás con mayor detalle al estar todavía en activo, las casas, jardines y el muro perimetral.

     Una vez situados, para ver la operativa y regulación, vamos a seguir el Libro de Manuel Carboneres, historiador destinado en el archivo municipal de Valencia a finales del siglo XIX: “Picaronas y alcahuetas o la mancebía en Valencia”, libro basado en documentos del archivo municipal de Valencia, desde principios del siglo XIV hasta la abolición de los fueros, en realidad hasta fines del siglo XVII, cuando el burdel desapareció como barrio especifico

     El barrio, llamado también Publich, parece que fue señalado por el rey Jaime II para reunir allí el ejercicio de esta profesión. En una ordenanza de 1321, ya decía “Que ninguna mujer pecadora se atreva a bailar fuera del lugar que ya tiene señalado para estar”.

    Esta es la primera referencia al Publich que encuentra Carboneres en los archivos sobre un lugar concreto para ejercer la prostitución.


Otra imagen procaz en gárgola de la Lonja de Valencia

     Evidentemente la prostitución se ejercía de antiguo y seguramente Jaime I designó a una persona para regular los conflictos que pudiesen producirse en estos asuntos, personaje que era conocido como rey Arlot.

     Los jurados de Valencia en época de Jaime II reglamentaron la situación, ordenando que todas las mujeres "de mal vivir" fuesen a residir de grado o por fuerza al “publich”. La zona designada era conocida como Pobla de Bernat Villa, y estaba situada mas allá de las murallas musulmanas (las existentes en ese momento) en el camino de Campanar, lo que tuvo consecuencias como luego veremos.

     El Publich se componía de un sinnúmero de casas, en general aisladas con un pequeño jardín separadas unas de otras por una empalizada o cerca de madera o cañas, como vemos en el plano de Antonio Mancelli.

     Las casas pertenecían a diferentes propietarios que las alquilaban a mujeres que se dedicaban a hacer de celestinas  y a los hostalers que eran los que proporcionaban habitación, comida ropas, joyas…. a las mujeres, endeudándose estas con los hostalers …y ya les pagarían….

     Ante la avalancha de protectores y prestamistas que acudieron a ayudarlas en este traslado y los abusos consiguientes, en 1334 los jurados publicaron un bando prohibiendo alquilar a ninguna mujer pública vestidos o adornos, perdiéndolos y pagando multa en caso de que desobedeciesen.

     El 7 de marzo de 1337, Pedro IV suprimió el oficio de rey Arlot debido a las quejas de las mujeres por los abusos que se cometían con ellas.


                                                                             Pedro IV de Aragón, cuadro en el MNAC

     Claro, existirían mujeres arrepentidas o que quisieran salirse. Para ellas en 1345 el Consell acuerda construir una casa, comprándose otra más grande en 1362.

     Casa conocida como de las Arrepentidas, creada por sugerencia de una monja franciscana.  Posteriormente en el año 1.600 se construyó anexo el convento de San Gregorio. La financiación del mantenimiento de dicha casa se realizaba mediante limosnas en toda la ciudad.

     Casa y convento fueron derribados en 1913, estaban situados donde hoy día está el teatro Olympia.

     Se siguió regulando las actividades de prostitución, por ejemplo se prohibió a los hostalers u hostaleras vivir cerca de ellas a no ser que tuviesen casa propia, pudiendo solo alquilar prendas de dormir y dar de comer.

     Además, si alguien tuviese a sueldo a alguna mujer, serian azotados públicamente por la ciudad. Si las prostitutas salían del Publich, no debían llevar capa o manto, para distinguirse de las mujeres honradas.

     El barrio permaneció abierto y comunicado con el resto de Valencia a pesar de distintos intentos de cercarlo en 1377, 1392 o 1397. No fue hasta 1444 cuando la reina Maria, esposa del “Magnánimo” Alfonso V, tomó cartas en el asunto ya que vivía en Valencia. Consiguió que el Consell aportara fondos para el cierre del Publich dejando únicamente una puerta de entrada/salida, nombrada por los viajeros en sus crónicas.


                                                                  Marcado en rojo, sobre mapa Google, del Publich

     Existía un antiguo portal llamado de les Bones Dones un poco al oeste del portal Nou o de San José o de la Santa Cruz, que era paso para el poblado de Campanar. Era todo un escándalo para los viajeros que tenían que atravesar por el Publich, para llegar a este pueblo. Se tomó la decisión de eliminar dicho portal y abrir el de San José, enfrente del puente, eliminando así el paso por el barrio a los que no lo deseasen. Se acabó de construir en 1471.

     Claramente se fue relajando el cumplimiento de las normas y las “ mujeres de cadira” se extendían por toda la ciudad, dictándose varios bandos a lo largo de los años para obligarlas a volver al barrio, bajo penas diversas.

     Un momento curioso fue que al abandonar gran parte de los judíos su barrio después del asalto a la judería de 1.391, muchas “malas mujeres “ se trasladaron allí.  En 1394, nuevamente, se las obligó a volver al Publich.


Idealización de un patio de la mancebía

     En 1450, se dieron estas razones para volver a dar la orden de que las mujeres de mala vida  que vivían en la ciudad, volviesen a vivir al burdel: “por ser cosa escandalosa y contra las buenas costumbres… ya que por los pecados que se cometían Dios castigó con epidemias….”.

     Como ejemplo de la importancia de este fenómeno, en 1453, el rey Juan II puso al Publich y sus moradores bajo su salvaguarda directa, dictando penas muy severas contra los que cometiesen allí dentro algún delito.

     Por una nueva ordenanza en 1502, las nuevas candidatas debían presentarse al Justicia Criminal antes de ejercer. Se regularon los costos de los prestamos, comidas, alquileres, etc de los hostalers a las “donas de cadira”.

      Igualmente se dictaminó que si algún padre ejerciera de alcahuete de alguna hija, la ordenanza decía: “que sean puestos sobre un asno y azotados mortalmente”.

     Bueno, vemos que existía una gran y continua regulación de las actividades y comportamientos de las personas relacionadas con el Publich. Su decadencia se produjo a lo largo del siglo XVII.

     A finales de ese siglo, un padre Jesuita llevó a las últimas siete mujeres que todavía vivían allí al convento de San Gregorio donde fueron convertidas por él mismo. Según el bibliógrafo Rodríguez, testigo de ello, “aquellas siete pecadoras se convirtieron en siete ángeles”.....

                                                                                           ALGUNAS CURIOSIDADES


Puerta de entrada al antiguo hospital donde eran llevadas las mujeres del Publich para su tratamiento

     El primer documento que encuentra Carbonero sobre la higiene, data de 1548 con el nombramiento de un tal Pedro como cirujano para la inspección de las mujeres, aunque anteriormente existía dicho servicio ya que este Pedro sustituyó a Gines Nadal, cobrando lo acostumbrado….

     Las “donas de cadira”  podían ejercer todo el año excepto durante la semana santa o en jubileos o festividades señaladas y en esas ocasiones eran retiradas a una casa de penitencia a expensas de la ciudad. Podían ejercer los domingos, pero siempre después de la misa, quizás de las 12.

     El jueves santo, las arrepentidas visitaban monumentos ataviadas con un traje blanco con el que mostraban sus pezones. Era tal el escándalo que en 1533 los jurados cambiaron este por un traje de lino cerrado desde el cuello hasta los pies, eso si, les pagaron el nuevo traje.


Gorgola de la Lonja indicando la dirección del burdel??, en cualquier caso, si que está en esa dirección

     En la católica España, se justificaba y toleraba la prostitución como un mal menor, fundándose, como indica Carboneras “…en una sentencia de San Agustín apoyada por nuestro San Vicente Ferrer, que creían que debían tolerarse esos lugares públicos para evitar otros vicios mayores….”.

     También en 1548, los jurados dictaron que si una mujer del burdel quisiera arrepentirse en semana santa o en jubileo, todas las cantidades que adeudara a los hostalers quedaban perdonadas…. pero si reincidiese seria condenada a cien azotes y al destierro de la ciudad.

     Además, para prevenir la sífilis galopante en aquel siglo XVI, dictaron que si un hostaler no comunicase máximo el día siguiente de saberse dicha enfermedad para trasladar a la mujer al hospital, todas las deudas que dicha mujer tuviese con el hostaler quedarían perdonadas.

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