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lunes, 5 de febrero de 2018

Mitología Griega 2. Botticelli y Tiepolo


     Habíamos dejado a Afrodita, en el anterior post, llegando a Chipre, momento que recoge el genial Botticelli en su nacimiento de Venus     

     Este cuadro de Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi conocido como Botticelli, recoge una escena mitológica cuya figura central es la diosa del amor, Afrodita (la Venus romana). 


        Cuadro con marco en la galería Uffizi en Florencia, que allí si que dejan hacer fotos 

     Como ya narramos en el anterior post, Afrodita nació en el Piélago (en el mar) de una blanca espuma resultado de la castración de Urano por su hijo Cronos.

     Iconográficamente, la bellísima Afrodita está representada como un tipo de Venus púdica, del estilo de la Venus de Cnido.

    En el cuadro, Afrodita está en una posición prácticamente igual a la conocida estatua de la Venus de Medici realizada en mármol, incluso parece que Botticelli quiere reflejar el tono blanquecino del mármol en su cuerpo.


 Venus de Médici. Copia de la original, destruida durante el periodo de dominación romana de Grecia.

     Botticelli tenía un amor platónico por su musa particular Simonetta Cattaneo, Simonetta Vespucci por su matrimonio con Marco Vespucci, a la que retrató además de en este cuadro, en varios más, siempre hermosísima ella.




     Afrodita está representada bajando de la venera (viene de Venus?) o concha en un “contraposto” dinámico. Igualmente, todas las figuras del cuadro transmiten una sensación de serenidad en el movimiento.

     Los especialistas en el tema, indican que Afrodita está a punto de “desembarcar” en la isla de Chipre a donde fue después de la isla de Citera, aunque algún otro autor prefiere el “desembarco” en esta última isla.

     En la Florencia del siglo XV, bajo el auspicio de la familia Médici, se desarrolló un intento de compatibilizar las teorías Neoplatónicas del filósofo Marsilio Ficino con el Cristianismo.

     El erudito, filólogo y poeta  Ángelo “Poliziano” desarrolló su poesía en ese ambiente de mirar al pasado clásico, e influyó en la obra de muchos artistas, Botticelli entre ellos.

     La iconografía de este cuadro, está basado en un poema, inacabado, de Poliziano, “Stanze per la giostra”, traducido es algo así como "Estrofas para un torneo"

     El poema dice:” …..Una doncella de rostro no humano que el viento lascivo empuja a la costa encima de una almeja…”

     Evidentemente, “rostro no humano” por lo bellísimo y divino de la cara de la diosa.

     En este contexto  Neoplatónico, el simbolismo del cuadro seria la representación del nacimiento del amor y de la belleza como motor de la vida.



    A la izquierda del cuadro aparecen dos figuras aladas, que representan al dios del viento del oeste, Céfiro, que sujeta  a  la ninfa de las flores Cloris, como en un rapto, como “viento lascivo”, siguiendo el poema de Poliziano.

     Céfiro, como viento del oeste, empieza a soplar cuando su hermano Bóreas, el dios del frío viento del norte, desaparece, marcando el inicio de la época de bonanza, la primavera.

     El poema de Poliziano, continua ”…..fuiste acogida en el regazo de las tres ninfas y envuelta en un vestido estrellado.”



     Aquí, Botticelli se toma una licencia y en lugar de tres ninfas coloca a una, la Hora de la primavera, reconocible por las flores que adornan su vestido.  El manto con que la Hora va a cubrir a la diosa, está también adornado con multitud de flores.

     Además podemos decir que Botticelli estudió cuidadosamente la posición de las figuras y elementos en el cuadro, por ejemplo la línea del horizonte cumple la regla de los tercios, situándolo aproximadamente a 1/3 del borde superior.

      Igualmente, las dimensiones del cuadro, 278,5x172,5cm., cumplen la relación del rectángulo Áureo ( 278,5/172,5= 1,61….), demostrando, además de en otros detalles, los conocimientos del maestro Botticelli en composición.

     Para una interpretación iconológica de este cuadro, ver los trabajos de Erwin Panofsky sobre el tema.

     Uno de los mitos relacionado con Céfiro, es el del nacimiento de la flor “jacinto”, veámoslo según Ovidio.

      El dios Apolo estaba enamorado del bello joven espartano Jacinto, al que también pretendía el dios del viento Céfiro.


Tiepolo. La muerte de Jacinto, Museo Thyssen

     Jacinto se decantó por Apolo y un día en que ambos estaban practicando el lanzamiento de disco, Apolo lo lanzó a los aires celestes y tras pasar las nubes cayó con fuerza en tierra firme. El imprudente Jacinto fue rápidamente a recogerlo pero este rebotó en la dura tierra que lo lanzó contra su rostro.

     Dice Ovidio: “…el dios (Apolo) palidece y trata de reanimarlo pero el aliento vital de Jacinto huye de él dejando destrozado al dios…” que dice: “veo tu herida, mi culpa….Pero cuál es mi culpa?  a no ser que a jugar o a amar se le pueda llamar culpa…. Ya que debemos seguir la ley del destino siempre estarás conmigo y quedaras en el recuerdo de mi boca”.

            En este excelente cuadro del veneciano Giovanni Battista Tiepolo, el pintor se toma la licencia de sustituir el deporte del lanzamiento de disco por un juego de moda entre la nobleza del siglo XVI, “la pallacorda” que utilizaba raquetas de cuerda y unas pelotas similares a las de tenis.


Raqueta y pelotas de la Pallacorda, con el jacinto un poco mustio todavía (quizás muriendo como Jacinto)


     Jacinto esta expirando en el suelo mirando al desesperado Apolo, mientras un grupo de personajes los contemplan incluyendo al dios Pan que gira la cabeza para no perderse detalle, mientras un amorcillo está detrás de Jacinto.

     Desde luego a Apolo le gustaba la belleza, siendo bastante usual las relaciones homosexuales en aquellos tiempos. Seguramente este mito, como varios otros, refleja el comportamiento humano de la época reflejado en los dioses.

     Bueno, resulta que “…la sangre derramada en la tierra que había marcado la hierba, deja de ser sangre y más brillante que la púrpura de Tiro nace una flor tomando la forma de los lirios, si no fuera porque estos tendrían un color purpura y aquellos los tienen de plata”. Nació el primer Jacinto.


                                              Flor de jacinto, con ese color púrpura de Tiro, que puede variar entre el morado y el rojo púrpura

            El mito relacionado con el dios del viento Céfiro, narra la misma historia y personajes, pero es este, despechado al haber preferido Jacinto a Apolo, el que envía una fuerte ráfaga de viento que desvía el disco haciéndolo chocar contra Jacinto.

     En Esparta se estableció una festividad anual para conmemorar la muerte de Jacinto, las Jacintias, que eran tan importantes que hasta las guerras se suspendían mientras durasen.

     Como cada año, al celebrarse las fiestas, volvían a florecer los jacintos, este bonito mito simboliza, también, la renovación de la naturaleza.

     Una vez comentados estos cuadros, seguimos con Hesíodo y los nacimientos. Cito únicamente los de los personajes más conocidos antes de pasar al nacimiento de los dioses Olímpicos, que será en el próximo post.

     La Noche parió a las tres Hespérides (las que cuidan, al otro lado del ilustre océano, las bellas manzanas de oro) y a las tres Parcas, que manejan el hilo de la vida, Cloto, que lo hila en el huso, Láquesis lo mide y Atropo, la más terrible, que lo corta con las tijeras


Goya. Las Parcas. Decoración de su casa "la Quinta del Sordo". Observar las tijeras para cortar el hilo de la vida que tiene Atropo en la mano ( a la derecha del dibujo)

     También alumbró a Némesis (la venganza), azote para los hombres mortales y a la astuta Eris (la causante primera de la guerra de Troya).

     El Ponto, engendró a Nereo, que a su vez engendró a las cincuenta Nereidas junto a Doris la de hermosos cabellos, hija del Océano. Nereidas conocidas son Tetis, la madre de Aquiles y Anfítrite, la esposa de Poseidón.

     También nacieron las tres Gorgonas, que viven al otro lado del ilustre océano, en el confín del mundo hacia la noche, donde las Hespérides de aguda voz. Una de ellas, la Medusa, era mortal, y cuando Perseo le cortó la cabeza, de su sangre nacieron Pegaso, el caballo alado de Zeus y el enorme Crisaor, el guerrero de la espada de oro.


Perseo exhibiendo la cabeza de la Medusa. Piazza della Signoria en Florencia.


En la banda  se lee la firma del autor de la estatua, Benvenuto Cellini

     De Tifón y una descendiente de Gorgona (Equidna, mitad ninfa mitad serpiente), nació Cerbero, el can de cincuenta cabezas que guardaba las puertas del Hades (el inframundo)…

      Y de uniones entre ellos, nacieron el viento Céfiro, Quimera, león por delante, dragón por detrás y cabra en medio, la Esfinge, el León de Nemea, las tres mil Oceánides, los rios Nilo, Granico, este cerca de Troya y en sus cercanías Alejandro Magno venció por primera vez a los persas de Darío III…..

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