Mitologia Griega 1
Una sencilla y
ligera introducción a la Cosmogonía y Teogonía griega basada principalmente en
la Teogonía de Hesíodo
Primero tener en
cuenta que las principales fuentes , Hesíodo, Homero, Virgilio….no son todas
coincidentes en los personajes y leyendas, yo utilizo las más extendidas, pero
en muchos casos hay discrepancias entre los distintos autores.
Como dice el
historiador del siglo 1 a. C. Diodoro Siculo, “ Por regla general los mitos antiguos no ofrecen una historia sencilla
y coherente y por ello nadie debe extrañarse si algunos
detalles de intención no concuerdan con los de cada poeta e historiador”.
Según Robert
Graves en su libro “Los Mitos Griegos” existen varios mitos sobre la creación
del mundo y de los dioses, quizás el mas conocido sea el mito Olímpico de la
creación en el que “En el principio de
todas las cosas, la madre Tierra (Gea) emergió del Caos y dio a luz a su hijo
Urano mientras dormía”.
En primer lugar
existió el Caos. Después Gea la de amplio pecho y por último Eros el más
hermoso entre los dioses inmortales.
Del Caos
surgieron Érebo (la Oscuridad) y la negra Noche. De la Noche nacieron el Éter y
el Día en contacto amoroso con Érebo
Posteriormente
Gea parió al estrellado Urano con sus mismas proporciones, también dio a luz a
las grandes Montañas, a las Ninfas que habitan en boscosos montes…..
Mas tarde, Gea
acostada con Urano dio a luz a los Titanes como Japeto (el padre de Atlas y de
Prometeo), a Rea (la madre de los dioses Olímpicos), a Mnemosine (la madre de
las Musas), a Cronos de mente retorcida (el esposo de Rea) y a varios Titanes
más.
La diosa romana
Cibeles, la Rea Griega, con Atalanta e Hipómenes, amantes convertidos en leones
por Cibeles
Gea dio a luz además
a los tres Cíclopes de soberbio espíritu y un único ojo en la frente, que
fueron los que le regalaron a Zeus el trueno y el rayo.
La fragua de Vulcano (el
Hefesto griego). Velázquez
Este óleo sobre lienzo pintado por Velázquez
en 1630 durante su primer viaje a Italia, narra como el dios Apolo, aquí representado
como Helios, el dios Sol, de ahí el halo en su cabeza, le comunica al dios
romano Vulcano (el Hefesto griego) que su mujer Venus ( la Afrodita griega) le
es infiel con el dios Marte ( el Ares griego)
Velázquez utiliza esta historia narrada
por Ovidio en su obra “Ars amatoria” situando el relato en una fragua. En Ovidio
los nombres de los dioses, naturalmente, son romanos, pero como estamos
siguiendo a Hesíodo continuaremos con los originales nombres griegos.
Hefesto
sorprendido por la revelación de Apolo
Hefesto, con pañuelo en la cabeza en el
cuadro, es uno de los pocos hijos de Zeus dentro de su matrimonio con Hera, en contraposición
con sus múltiples y famosos hijos tenidos fuera del matrimonio.
En este cuadro Hefesto está trabajando en
una armadura, precisamente para Ares, acompañado de sus cuatro ayudantes.
Quienes eran estos ayudantes?. Bien,
teniendo en cuenta que los Cíclopes fueron liberados por Zeus del Tártaro (un
abismo de similar función al infierno nuestro) al que habían sido arrojados por
Cronos, a cambio de su ayuda para fabricar (en una fragua, claro) las armas con
las que Zeus vencería a los Titanes en una gran guerra llamada Titanomaquia,
existen pocas dudas al respecto.
Ahora, si los Cíclopes según Hesíodo eran
tres, por qué Velázquez pintó cuatro?.
Bueno, un poeta y dramaturgo sevillano del
siglo de oro (XVI/XVII) llamado Juan de la Cueva, que al ser paisano de
Velázquez este tenía que conocer sus escritos, en su obra “ Los amores de Marte y Venus”,
uniendo diversas tradiciones griegas nombra a un cuarto Cíclope, Acmonides “El
hijo del Yunque”.
Con lo que a los tres Cíclopes nombrados
por Hesiodo, Brontes “Trueno”, Stéropes “Relámpago" y Arges “El que brilla”,
Velázquez añade el cuarto, situado en un lugar más retirado en un magistral
ejercicio de perspectiva y profundidad.
Velázquez dota a los Cíclopes de dos ojos,
seguramente para imitar mejor a una fragua contemporánea con sus trabajadores.
Otro preciosos cuadro sobre el mismo tema de la infidelidad de Afrodita con Ares (el Marte romano), lo pintó el veneciano Tintoretto a mediados del siglo XVI.
Vemos a Afrodita recostada en la cama con su marido Hefesto buscando en las sabanas la prueba del adulterio, mientras pinta a Ares con un casco de la época, escondido debajo de la mesa mientras el perro ladra para desvelar el engaño...., con un amorcillo al fondo de la habitación.
Otro preciosos cuadro sobre el mismo tema de la infidelidad de Afrodita con Ares (el Marte romano), lo pintó el veneciano Tintoretto a mediados del siglo XVI.
También parió Gea,
de Urano, a los tres Hecatónquiros, monstruosos engendros de cien brazos y
cincuenta cabezas.
Al nacer sus
hijos, Urano los retenía ocultos en el seno de su madre Gea (La Tierra) y estos
estaban irritados desde siempre con su padre.
Castración
de Urano. Palazzo Vecchio en Florencia
Gea forjó una
enorme hoz y en complicidad con su hijo Cronos planearon como vengarse de
Urano: “ Vino el todopoderoso Urano
conduciendo la noche, se hechó sobre la Tierra (Gea) sediento de amor….. Su
hijo Cronos empuñó con la derecha la hoz
de afilados dientes y segó los genitales de su padre y los arrojó a la ventura
por detrás”.
Gea recogió las
gotas de sangre y al completarse el año (sic) dio a luz a las tres poderosas
Erinias (las encargadas de castigar el mal cometido por los humanos), a los
altos Gigantes de resplandecientes armas y a las Ninfas (asociadas a arroyos,
bosques, manantiales….)
Alrededor del
castrado “miembro inmortal” de Urano surgió en el piélago una blanca espuma y
en medio de ella surgió una doncella, Afrodita, dirigiéndose en primer lugar
hacia la divina Citera (una isla al sur
del Peloponeso) y desde allí rodeada de corrientes a Chipre, donde Afrodita
salió del mar y bajo sus delicados pies crecía la hierba en su entorno.
Embarque
a la isla de Citera. J. A. Watteau
Cuadro pintado
por Watteau para su entrada en la real academia francesa de pintura y escultura
en 1717. Corresponde a un estilo recargado, colorista y despreocupado típico del
periodo Rococó francés.
Watteau se
inspiró en el viaje de Afrodita identificando la isla de Citera, por donde esta
pasó, con la sensualidad romántica.
A la derecha un niño,
seguramente un “amorcillo”
A la derecha del
cuadro, debajo de los árboles se ven tres parejas en distintas secuencias de la
seducción, primero entablando conversación, luego ayudándola a levantarse y finalmente rodeándola con su brazo por la cintura, empezando a bajar para el embarque a
Citera uniéndose al resto de parejas.
Junto a esta última
pareja sitúa un perrito. Al perro se le suele considerar iconográficamente como
símbolo de la fidelidad.
Por si hubiese
alguna duda del significado de este cuadro, coloca a varios amorcillos
revoloteando por el aire cerca de la playa.
Al aparecer una
estatua de Afrodita en la parte izquierda inferior del cuadro, algunos autores
consideran que el cuadro representa un momento en el que ya están en la isla y
se embarcan para volver. En fin, para gustos colores, que en este cuadro no
faltan…...
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