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martes, 20 de octubre de 2015

RETABLO DE LA SANTA CRUZ



                                                              Retablo de la Santa Cruz. Miquel Alcanyis. Museo San Pio V

     INTRODUCCION

     ¿Podía la Santa Cruz, La Cruz donde Cristo fue crucificado, provenir de un árbol cualquiera?, la leyenda dice que no. En este retablo, realizado en el estilo gótico llamado Internacional, el pintor valenciano Miquel Alcanyis relató algunas vicisitudes del árbol del que se hizo la Santa Cruz.

     Para conocer de dónde viene esta leyenda, hay que recordar que en el siglo XIII el fraile dominico y arzobispo de Génova Jacobo de la Vorágine, recopiló en uno de los libros que mayor influencia ha tenido en la iconografía de la pintura medieval, La Leyenda Dorada, hagiografías de los santos y tradiciones orales sobre algunos hechos religiosos, entre ellos la leyenda de la Santa Cruz.

La iconografía de la pintura desde el románico hasta prácticamente el siglo XIX, bodegones, retratos y motivos militares aparte, se basa fundamentalmente en tres libros: La Biblia y algún motivo sacado de los evangelios apócrifos, el libro de Ovidio " Las metamorfosis" para los temas mitológicos- por cierto, Ovidio fue contemporáneo de Cristo- y " la leyenda dorada" (quizás el menos conocido de los tres) para la vida y milagros de santos y algún que otro tema religioso.

     De la Vorágine dividió la Leyenda en dos partes, “La invención de la Santa Cruz” y “La exaltación de la Santa Cruz”, partes que el artista  Alcanyis situó en este retablo en las calles laterales, dejando en la calle central la escena de la crucifixión debajo del doselete.

     En este retablo pintado hace unos 600 años no se conserva la predela o banco -la parte inferior  rectangular del retablo-. Si que la conserva el retablo de San Bonifacio Ferrer pintado por el florentino Gherardo Starnina que trabajó en Valencia a finales del siglo XIV y principios de XV, cuadro situado en el museo a la derecha de este, y que influyó en la pintura valenciana de la época y también, claro está, en nuestro retablo.



Retablo de Fray Bonifacio Ferrer de Gherardo Starnina donde se ve la predela o parte inferior enmarcada en negro, desaparecida en nuestro retablo

     La leyenda de la Santa Cruz fue un tema iconográfico medieval relativamente usual que fue utilizado por diversos pintores. Una de las versiones más conocidas es la de Agnolo Gaddi para la iglesia de la Santa Croce de Florencia



          Agnolo Tadeo Gaddi, Iglesia de la Santa Cruz en Florencia. Santa Helena descubriendo la verdadera cruz.

 En otra representación posterior, Piero della Francesca pintó la leyenda para la iglesia de San Francisco en Arezzo, en la Toscana Italiana.



Piero Della Francesca, Iglesia de San Francisco en Arezzo. Salomón recibe a la reina de Saba. Pasaje que no está representado en nuestro retablo

     En la corona de Aragón también hay un retablo de la Santa Cruz de finales del siglo XV, encargado para la iglesia de la Santa Cruz de Blesa (Teruel), obra de Miguel Ximénez y Martín Bernad, que se encuentra actualmente en el Museo de Zaragoza.



Santa Helena y el emperador bizantino Heraclio con la Santa Cruz en Jerusalén. Aunque vivieron con unos 300 años de diferencia….. Museo de Zaragoza.

      Volvamos a nuestro retablo.

     DESCRIPCIÓN DEL RETABLO

     Este retablo que tenemos en el Museo de San Pío V fue encargado por una familia noble valenciana (los Pujades), cuyo escudo heráldico aparece sostenido por ángeles al lado de cada uno de los protagonistas de la Anunciación y también en el ático al lado de Cristo, y realizado a primeros del siglo XV, para la capilla claustral de la Santa Cruz del convento de Santo Domingo de Valencia (hoy capitanía militar). 



          Convento de Santo Domingo con el nº 17, basado en el plano del padre Tosca de 1704. a su izquierda, pegada a el, la ciudadela o casa de las armas.

     CALLE CENTRAL

     En el ático de la calle central, vemos entre pináculos a Cristo bendiciendo con la mano derecha, mientras en la izquierda sostiene un libro con las letras alfa y omega como representación del principio y fin de todas las cosas, creadas por Él. Está enmarcado por pináculos góticos y un arco ligeramente ojival rematado con frondas.



                                                         Pináculos enmarcando el ático y pináculos y arco con frondas cerrando a Cristo

     Debajo del ático, encima del doselete se representa el juicio final con la imagen de Cristo. Tiene los estigmas de la pasión en el costado, manos y pies y está rodeado por ángeles trompeteros que despiertan a los muertos para que salgan de sus sepulcros con serafines y querubines detrás suyo.

      Los resucitados, dibujados de medio cuerpo, algunos desnudos, en general están recubiertos por una túnica con transparencias, de bastante mérito técnico al estar el retablo pintado al temple.



                                                                                                Resurrección de los muertos

     Por último, el cuerpo de la calle central está ocupado por una crucifixión, también con San Dimas y Gestas (fijarse las distintas expresiones de ambos), con los personajes clásicos al pie de la Cruz.



                                                   La sangre de Cristo salpica el manto de la Virgen, en una iconografía nada usual.

     Muestra en su parte inferior derecha a unos soldados que echan a suerte la túnica de Cristo tal como dice el evangelio de San Juan  “después de dividir sus ropas en cuatro partes, como la túnica no tenía costuras, se la jugaron a suertes” ( a los dados según la iconografía usual del barroco, a la "pajita" más larga como en este retablo….?). 

     Esto concuerda con lo que dice el libro de los Salmos “Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.” y los Evangelios (textual el de San Juan)



                                                                                                 Véase los trajes de los soldados romanos jugandose la túnica a la "pajita" más larga.

     Obsérvese que en la iconografía medieval, los ladrones suelen estar atados a la cruz,  ya que a los condenados normalmente se les ataba a la cruz con cuerdas y no clavados como Cristo (con lo que también se cumple lo que dicen los Salmos “han taladrado mis manos y mis pies” y los propios evangelios).



También tienen los dos ladrones las piernas rotas como solía ser habitual , mientras que a Cristo en lugar de quebrarle las piernas, el centurión romano Longinos (luego San Longinos) le clavó la lanza en el costado derecho. 

     Así  lo describe el evangelista Juan, «Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas», y así se cumplió una vez más la profecía del libro de los Salmos: «El guarda todos sus huesos;  ni uno de ellos será quebrantado. » 

      CALLES LATERALES

     En la parte superior de las calles laterales, tenemos una Anunciación en la que aparece el arcángel Gabriel portando un lirio, símbolo de pureza, a la izquierda. A la derecha está la Virgen con la mano derecha extendida, en actitud de sorpresa vestida con los colores azul –como madre celestial - y rojo – símbolo de la pasión de Cristo-. Los escudos heráldicos, como ya hemos dicho, son de la familia del comitente del retablo



El arcángel Gabriel con el ramo de lirios


La virgen en posición de sorpresa (conturbatio) con la mano derecha extendida y el libro en la izquierda

     En las calles laterales, se representan pasajes basados en el ya comentado libro «La Leyenda Dorada» .

     En la parte izquierda se presentan tres escenas sacadas del capítulo de este libro “la invención de la Santa Cruz“ y en la parte derecha otras tres escenas correspondientes al capítulo “La exaltación de la Santa Cruz” tal y como el fraile dominico separó ambas narraciones.

      CALLE IZQUIERDA

     En la calle de la izquierda vemos en la parte superior dos escenas en el mismo marco. Arriba aparece Set, el tercer hijo de Adán, cuando se dirige a las puertas del paraíso para pedir óleo del árbol de la misericordia para ungir con él a su padre (Adán) enfermo, y recibe del arcángel San Miguel un tallo que debe plantar en el monte Líbano. De este tallo, como habréis adivinado, saldrá la madera para hacer la Santa Cruz.



        Set recibiendo el tallo. Por cierto según La Voragine - siglo XIII-, "Conviene advertir que según fuentes fidedignas, Cristo murió cinco mil ciento noventa y nueve años después de que Adán pecara".
     
     La fecha de la creación de la Tierra ha sido motivo de varios estudios "serios" basados en la Biblia, por ejemplo, en el siglo XVII el arzobispo de Armagh, James Ussher, primado de la iglesia anglo-irlandesa, estimó que el hombre había sido creado en la madrugada (9 de la mañana seguramente....) del 23 de octubre del año 4.004 antes de Cristo, y que, por ejemplo, el diluvio universal había ocurrido allá por el año 2.359 a.c.......
 
      En la parte inferior, Set se inclina sobre Adán, su padre, muerto sujetando  el tallo que le había entregado el arcángel.


Adán, ya muerto, rodeado de sus descendientes

     El libro citado contiene un pasaje, no representado en este retablo, qué resulta  interesante para seguir el rastro de la futura Cruz. En él se explica que Salomón (sin conocer la historia) cortó el árbol que había crecido del tallo plantado por Set para hacer un puente. 

     La reina de Saba que iba a visitar a Salomón, al ver el madero, tuvo una revelación y  le dijo a Salomón que algún día sobre ese madero habría de morir el Salvador. –Cuadro de Piero della Francesca comentado al principio del post-.

     Salomón entonces lo enterró profundamente con el fin de que se perdiera y no se cumpliera la revelación de la reina de Saba.  Sin embargo el madero apareció oportunamente poco antes de la pasión de Cristo y fue utilizado para construir la cruz donde Cristo fue crucificado.....

     En la parte central de la calle de la izquierda se representa la batalla de puente Milvio, un puente cercano a Roma, en el año 312 d.C., en la que Constantino derrotó a su rival por el imperio romano Majencio.

      En la parte superior a la derecha se ve la cruz que, según la leyenda, se le apareció a Constantino, representado aquí rezando (cuando en realidad era pagano) delante de su tienda.



                                                                                       Constantino rezando vestido de cruzado

     Resulta interesante el anacronismo de los ropajes de los combatientes, a los que se representa como cruzados y musulmanes, es decir, los combatientes por la Fé (como figuradamente eran las tropas romanas de Constantino) y los enemigos de la Fé (el Islam) en la época medieval o sea, cuando el retablo fue pintado. Seguramente fue pintado así para acercar y hacer más entendible el grabado a los feligreses.



Batalla de puente Milvio

     Después de la victoria de Constantino, su madre, Santa Helena,  que sí que era cristiana, viajó a Jerusalén en búsqueda de la Santa Cruz, y así enlazamos con la tercera escena que también narra dos momentos distintos.

     En la parte izquierda vemos a un judío llamado Judas, que fue convencido por la “persuasiva” Helena para que le dijese donde se encontraba enterrada la Cruz, indicando el lugar donde cavar en el monte Calvario (Gólgota en Hebreo)  y de encontrar las tres cruces. Este Judas se convirtió al cristianismo y  terminó siendo ungido obispo de Jerusalén con el nombre de Ciriaco.



Judas, con manto azul, indicando el sitio donde excavar

     En la parte derecha, vemos a la misma Santa Helena averiguando cuál de las tres cruces era la verdadera cruz de Cristo. Según cuenta Santiago de la Vorágine, Santa Helena la identificó poniendo sucesivamente sobre las tres cruces a una enferma desahuciada por los médicos. La tercera cruz fue la que operó el milagro de la curación.

      Con ello pudo identificarla Santa Helena como la Cruz en la que murió Cristo. (El narrador cuenta también otra posible versión en que la mujer no estaba enferma, sino muerta e iba en comitiva a ser enterrada, y la Cruz la resucitó.)..... – Escena también representada en Florencia al principio de este post-



Santa Helena, se trajo de vuelta un pedazo de la Santa Cruz, origen de parte de los Lignum Crucis existentes hoy.

      CALLE DERECHA

     Posteriormente, en el siglo VII, el emperador persa Cosroes II arrebató Jerusalén al imperio Bizantino y se llevó la Santa Cruz a su capital. El emperador Bizantino Heraclio se propuso entonces recuperar la reliquia y declaró una guerra que, según narra La Vorágine, se decidió en un combate singular entre Heraclio y el hijo de Cosroes.

     Esto es lo que se representa en la parte superior de la calle derecha sobre un puente, duelo que, evidentemente, fue ganado por el cristiano Heraclio.



Combate singular entre Heraclio y Cosroes hijo

     Debajo, se representa el momento en que Heraclio mata a Cosroes II con un puñal después de haberle dado la oportunidad de convertirse, a lo que el persa se negó. 

     Heraclio se "acercó" a Ctesifonte, la capital del imperio persa Sasánida, a orillas del rio Tigris, donde se desarrolla la siguiente escena:

     En la iconografía de la escena el pintor hace referencia a que Cosroes, para ofender a Heraclio, colocó una disposición similar a la Trinidad: él mismo en el centro como Dios Padre, con la Cruz a su derecha como Dios Hijo y con un gallo a su izquierda como el Espíritu Santo, en claro desafío a la religión cristiana. 



Obsérvese la distribución, Cosroes como Padre, La Santa Cruz simbolizando al Hijo, y el gallo encima de una columna como el Espíritu Santo

     La última escena representa la devolución de la Santa Cruz a Jerusalén. La tradición, narrada por La Vorágine, dice que al intentar Heraclio entrar en Jerusalén para devolver la Cruz con sus lujosos ropajes imperiales, la puerta de Jerusalén se derrumbó impidiéndole la entrada. Heraclio entonces se despojó de ellos y ataviado solo con su túnica en señal de humildad, pudo entrar en Jerusalén y devolver la Cruz.



                                                                               El emperador, descalzo y con una túnica por toda pompa

     Hay que tener en cuenta, que los pintores góticos no perseguían  representar la perspectiva ni la relación de tamaños tal como nosotros lo entendemos. Esta visión  naturalista fué evolucionando hasta el Renacimiento.


1 comentario:

  1. Enhorabuena Juan Manuel Enrique. El trabajo es preciso, muy bien y ampliamente documentado y, sobre todo muy ameno. Invita a leerlo hasta el final.

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