La pintura Gótica
y su llegada a Valencia
La pintura etiquetada como Gótica se empezó a desarrollar después del estilo románico que era más hierático, sobre el siglo XIII. En primer lugar apareció el estilo denominado gótico lineal, con el característico predominio de la línea marcando los contornos y ciertamente bidimensional.
En
Valencia uno de los restos mejor conservados que quedan de ese estilo a caballo
entre el románico y un gótico mas evolucionado, están en la capilla
de San Miguel en la iglesia de San Juan del Hospital. Están hechas al temple y no al fresco como era usual al pintar en las paredes.
Bóveda de la capilla de San Miguel
Los años van dando paso a otros tipos de
pintura, también etiquetados como gótica, en la que se manifiesta la gran
influencia sienesa y toscana, de artistas como Duccio o Giotto, al igual que la
influencia bizantina con los fondos dorados y cierto tipo de iconografía
Pintura de estilo italogótico de evolución hacia el gótico internacional. Llorens Saragossá. Museo San Pío V. La virgen le da a San Lucas (patrono de los pintores) su Verónica, su Vera imagen.
La
evolución del estilo se va reflejando en el modelado de las figuras, también en
que se va intentando conseguir la tridimensionalidad. Además puede apreciarse un
inicio de estudio de la anatomía humana, de la representación del sentimiento, de
la preocupación por la luz, etc.
Hasta la
llegada del gótico tipo flamenco ya entrado el siglo XV, se mantiene de forma
general el fondo de pan de oro y la forma de composición, también traída de
Italia, del tríptico con sus calles -divisiones verticales- y predela –la parte
inferior-, así como la utilización de la pintura al temple sobre tabla de madera
unida por clavos de hierro forjado. Madera
de pino en el tríptico que nos ocupa.
Ya llegado el estilo llamado Gótico Internacional,
un pintor florentino, Gherardo Starnina se afincó por unos años a finales del
siglo XIV en Valencia. Trajo novedades pictóricas que influyeron en los
pintores valencianos del momento.
Antecedentes del retablo.
Nuestro retablo fue
encargado por el cartujo Fray Bonifacio Ferrer a finales del siglo XIV, para la
capilla de la Santa Cruz en la valenciana Cartuja de Porta Coeli fundada en
1272. La capilla de la Santa Cruz fue consagrada el 24 de febrero de 1392.
Bonifacio Ferrer era hermano de San Vicente Ferrer- patrón de la Comunidad
Valenciana-. Fue un gran jurista de su tiempo que intervino como uno de los
tres representantes Valencianos en el Compromiso de Caspe en 1412. Este Compromiso
cambió pacíficamente la dinastía tradicional de la Corona de Aragón, herederos
de Jaime I, a la castellana de los Trastámara.
Se puede ver a
Bonifacio con el hábito cartujo a la izquierda del cuadro, al lado de su
hermano San Vicente Ferrer –dominico-, junto a los otros siete compromisarios
en Caspe. Francisco Marin Bagüés, 1912, Diputación provincial de
Zaragoza
Al fallecer su mujer y sus hijas en una epidemia de peste a finales del
siglo XIV, reflejado en la predela de nuestro retablo como veremos, Bonifacio
se hizo monje Cartujo. Estando en la Cartuja de Porta Coeli encargó este
retablo al pintor Florentino Gherardo Starnina que por aquella época trabajaba
en Valencia como hemos indicado.
En su estancia en esta Cartuja
Bonifacio Ferrer realizó la traducción de la Biblia desde la “Vulgata”, (aquella Biblia traducida al latín por San Jerónimo de Estridón en el siglo
V) a una lengua romance, “de lengua latina en la nostra Valenciana
per lo molt reverend micer Bonifaci Ferrer”, como textualmente aparece
en su edición impresa en 1477/78.
A pesar de tratarse de una Biblia (o justo
por eso), la inquisición la prohibió, ya que se consideraba que la única traducción a seguir era la Vulgata y que otras versiones podían llevar al pueblo a desviaciones teológicas
EL RETABLO
Vayamos a describir someramente el retablo:
Parte
superior: En el ático de la calle central vemos a Cristo que desde el cielo viene a juzgar a vivos y muertos,
aquí rodeado por la Mandorla
mística como signo de su majestad, la Virgen María y San Juan Bautista.
El pintor ha utilizado la típica figuración iconográfica de
la Déesis, con la Virgen y el Santo en
actitud de súplica intercediendo por los
muertos. Estos al sonido de las trompetas de los ángeles salen de sus
sepulcros, entre ellos un cardenal y un obispo, reconocibles por el capelo
cardenalicio y la mitra arzobispal, además de hombres y mujeres, algunos desnudos.
Cristo les muestra las llagas de la crucifixión, significando que está intercediendo por ellos ante Dios Padre.
Cristo rodeado de ángeles con las Armas Christi
Observar que Cristo está rodeado por cuatro ángeles que llevan los
elementos de la pasión: una cruz, clavos, la corona de espinas, el látigo de la
flagelación, la lanza que le atravesó el costado y la esponja.
En el ático de las dos calles laterales, vemos una Anunciación. En el de
la izquierda el arcángel Gabriel
arrodillado, con una filacteria con la salutación a Maria “ gratia plena Dominus tecum…” debajo de un gablete adornado con frondas en su parte superior y
pináculos a los lados.
Gablete (la parte angular) con frondas, entre pináculos
Arcángel Gabriel con la filacteria
En la parte derecha vemos, dentro de la misma composición arquitectónica de gablete con frondas y pináculos, a la Virgen Maria en posición de humildad y aceptación. Vemos que de un pequeño pozo salen azucenas blancas (símbolo de la virginidad de María) y en la parte superior esta el niño Jesús con la cruz que desciende hacia el rostro de la Virgen.
La iglesia proclamó a María como madre de Dios en el concilio de Éfeso en el año 431, y la virginidad perpetua de María, antes y después del nacimiento de Jesús en el concilio de Letrán en el año 649.
La Iglesia también afirma que Maria fue inmaculada (nacida sin pecado original en anticipación de la especial misión de que llevaría en su vientre al hijo de Dios) en una bula de Pío IX en 1854. Evidentemente, la tradición de la iglesia ya los daba por descontados.
El cuarto dogma sobre la Virgen, el de su Asunción a los cielos, fue proclamado por el papa Pío XII en noviembre de 1950: "declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.
El cuarto dogma sobre la Virgen, el de su Asunción a los cielos, fue proclamado por el papa Pío XII en noviembre de 1950: "declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.
Virgen Maria aceptando ser madre de Dios
La escena principal de la calle central es una crucifixión con la cruz
de Cristo en forma de Tau, ultima letra del alfabeto hebreo que simboliza la salvación según el profeta Ezequiel, apareciendo de nuevo la letra Tau en el Apocalipsis como signo de los elegidos.
Por la parte posterior de la cruz
sobresale el árbol de la vida, en referencia al relato de la creación donde Adán y Eva fueron expulsados del paraíso no pudiendo disfrutar más del árbol de la vida. Según los padres de la iglesia, el árbol de la cruz es el nuevo árbol de la vida porque a través del sacrificio de Cristo el hombre puede regresar al paraíso.
De la herida del pecho de Cristo salen siete
hilillos de sangre que se derraman sobre las representaciones de los siete
sacramentos situados en sendos cuadrifolios a los lados de la cruz.
Los sacramentos fueron definidos solemnemente en El Concilio de Trento -
el retablo es unos 150 años anterior al concilio de Trento-, a mediados del siglo
XVI. No obstante ya desde el siglo XII se consideraba que los sacramentos eran
siete: Bautismo, Eucaristía, Orden sacerdotal, Confirmación, Penitencia, Matrimonio y Extremaunción.
Cuadrifolio de la confirmación
Desde detrás del travesaño de la cruz, sale el árbol de la vida. A él está
fijada la cartela “INRI” (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum). Por encima hay un pelícano en su nido que
se agujerea el cuello de donde salen hilillos de su sangre con la que alimenta
a sus hijos. Es un claro paralelismo con la crucifixión de Cristo y la
alimentación espiritual de sus hijos, los hombres, mediante los sacramentos.
Además, la simbología puede estar basada en lo que dicen los Salmos, que en el 102,6 dice "De veras me parezco al pelícano del desierto"
Además, la simbología puede estar basada en lo que dicen los Salmos, que en el 102,6 dice "De veras me parezco al pelícano del desierto"
Pelícano en el nido y cartela de INRI
En la parte inferior izquierda de la cruz sitúa el pintor a la Virgen
con una espada atravesando su pecho, en referencia al evangelio de San Lucas, donde se le profetiza que "una espada te atravesara el alma a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones".
Detalle donde se aprecia la espada clavada en el pecho de la Virgen
Detalle donde se aprecia la espada clavada en el pecho de la Virgen
También aparecen San Juan Evangelista barbilampiño y muy
joven, de acuerdo con toda la tradición iconográfica, Maria Magdalena, Maria de Cleofás- madre de Santiago el menor y de
Judas Tadeo- y a otra mujer, esta sin
nimbo.
En la parte inferior derecha se
sitúan soldados y judíos, entre ellos Longinos con la lanza, posteriormente,
San Longinos.
Panel central del retablo
Parte de la sangre de Cristo llega al suelo -debajo del cuadrifolio de
la extrema unción- simbolizando que la redención es universal, para todos los
hombres que pisan la tierra.
En el panel izquierdo del retablo,
vemos, siguiendo los hechos de los Apóstoles, el momento de la conversión de San Pablo
cuando en su viaje a Damasco para encontrar y prender cristianos, es
deslumbrado por una luz repentina, cae del caballo y oye una voz “Saulo, Saulo, por
qué me persigues?”.
Es interesante que esta escena del caballo no sigue a los Hechos, ya que éstos solo dicen que "cayó en tierra". Saulo se levantó ya cambiado interiormente. Pasó tres días
sin vista (tiempo en que fue catequizado por revelación de Cristo), y en ayuno.
Saulo cayendo del caballo
En la parte superior, está Cristo señalando a Saulo, con un ángel a cada
lado.
Detalle de la cabeza de Saulo
Son característicos del Trecento italiano la manera de pintar las rocas,
que parecen de “cartón-piedra”, el caballo y su rizada crin, etc., introducidos
por el florentino Starnina. Tuvo influencia en los pintores valencianos contemporáneos.
En la tabla situada a la derecha de la crucifixión está representado el
bautizo de Cristo en el río Jordán. El
Padre con la mandorla mística rodeado de ángeles con distintos colores: los
Serafines se representan de color rojo y los Querubines de color azul. Estos
últimos tienen, además de dos alas
abiertas, otras dos plegadas sobre el
cuerpo. Se dice que los Serafines “deberían” tener 3 pares de alas.
Detalle de Cristo y varios tipos de ángeles
El bautismo está enmarcado entre rocas similares a las de la caída de
San Pablo. Podemos ver un león en las rocas que vemos a la izquierda , como símbolo bíblico de que Cristo es el León de Judá.
El pintor realiza una preciosa transparencia (muy meritoria en la pintura al temple) con las piernas de Cristo y
parte del paño de pureza, sumergidos en el Jordán, mientras San Juan Bautista,
que es el patrón de los Cartujos a cuya orden Bonifacio Ferrer pertenecía,
pintado con unos largos dedos de los pies, desde la orilla se inclina para
coger agua con el cuenco para el bautizo de Cristo.
Indicar también que Bonifacio profesó cartujo el día de la festividad de San Juan Bautista, el 24 de Junio
Indicar también que Bonifacio profesó cartujo el día de la festividad de San Juan Bautista, el 24 de Junio
A la derecha del río, también sobre la orilla, hay tres ángeles, uno de
ellos con el manto para cubrir a Cristo.
Bautismo de Cristo
Entre ambas escenas está el Espíritu Santo. La Biblia dice
“Inmediatamente después de ser bautizado, Jesús salió del agua y entonces
se abrieron los cielos y vio al Espíritu
de Dios que descendía en forma de paloma y venia sobre Él. Y una voz desde los
cielos dijo: Este es mi hijo, el amado, en quien me he complacido”.
Predela:
Predela:
En el centro de la predela, está Cristo como” Varón de Dolores", denominación que sigue al profeta Isaías cuando afirma que " Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores....".
Cristo está sostenido por
un ángel doliente, la Virgen de
espectadora sufriente y San Juan Evangelista–véase la similitud de rostros con
el San Juan del pie de la cruz-.
Varón de Dolores
Si miramos a la izquierda de la escena central veremos la lapidación de
San Esteban que viste la dalmática de los diáconos y mira hacia la mano divina pidiendo perdón para los que le lanzan piedras, a semejanza de Cristo en
la cruz. Bonifacio Ferrer, el comitente del cuadro, había sido bautizado en la
iglesia de San Esteban en Valencia, quizás este es el motivo para elegir
esta escena en el retablo.
San Esteban fue el primer mártir cristiano. Murió apedreado y los Hechos de los Apóstoles dicen que Saulo, luego San Pablo, sostenía las túnicas y mantos de los que
lanzaban las piedras, como está reflejado en la escena. San Esteban murió cinco
meses después de Cristo
Lapidación de San Esteban
A la derecha de la escena central hay una representación compuesta de dos partes. En la parte derecha, a pesar de la posición del sayón
(verdugo) y de que la espada no tenga sangre, aparece ya San Juan Bautista
decapitado. En la parte izquierda Salomé, la hija de Herodías, le enseña a
Herodes Antipas la cabeza de San Juan. Ocurrió en el banquete de la fortaleza
de Maqueronte.
Salomé enseñando la cabeza de San Juan Bautista
Observar que estos artistas, no buscaban la perspectiva y las
proporciones de las figuras y arquitectura con el mismo criterio que tenemos
nosotros, la perspectiva “natural” llegó a su cenit en el Renacimiento.
En los dos extremos laterales de
la predela, tenemos escenas relacionadas con el comitente Bonifacio Ferrer. En
el extremo derecho, aparecen su mujer y sus hijas, que habían muerto en una
epidemia de peste, rodeadas por la luz
de gloria y mirando a Cristo, como símbolo de su aceptación en el Cielo.
Jaumeta Despont y sus siete hijas
A la muerte de su esposa, a finales del siglo XV, Bonifacio ingresó como
Cartujo. Está representado en el extremo izquierdo arrodillado con
el hábito blanco cartujano con dos de sus hijos vivos después de la epidemia de peste. (Tuvo cuatro hijos varones, los otros dos han sido ignorados en este retablo, seguramente por su muerte prematura).
Bonifacio Ferrer, al fondo la cartuja de Porta Coeli
En las entrecalles del retablo, aparecen reyes y profetas bíblicos, algunos reconocibles, como
el rey David, todos ellos con filacterias.
Rey David, segunda figura de la entrecalle derecha
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