Habíamos dejado a Afrodita, en el anterior post, llegando a Chipre, momento que recoge el genial Botticelli en su nacimiento de Venus
Este cuadro de Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi conocido como
Botticelli, recoge una escena mitológica cuya figura central es la diosa del
amor, Afrodita (la Venus romana).
Cuadro con marco en la galería Uffizi en Florencia, que allí si que dejan hacer fotos
Como ya narramos en el anterior post,
Afrodita nació en el Piélago (en el mar) de una blanca espuma resultado de la
castración de Urano por su hijo Cronos.
Iconográficamente, la bellísima Afrodita
está representada como un tipo de Venus púdica, del estilo de la Venus de
Cnido.
En el cuadro, Afrodita está en una posición
prácticamente igual a la conocida estatua de la Venus de Medici realizada en
mármol, incluso parece que Botticelli quiere reflejar el tono blanquecino del
mármol en su cuerpo.
Venus de Médici. Copia de la original, destruida durante el
periodo de dominación romana de Grecia.
Botticelli tenía un amor platónico por su
musa particular Simonetta Cattaneo, Simonetta Vespucci por su matrimonio con
Marco Vespucci, a la que retrató además de en este cuadro, en varios más,
siempre hermosísima ella.
Afrodita está representada bajando de la
venera (viene de Venus?) o concha en un “contraposto” dinámico. Igualmente, todas las figuras del cuadro transmiten una sensación de serenidad en el movimiento.
Los especialistas en el tema, indican que
Afrodita está a punto de “desembarcar” en la isla de Chipre a donde fue después
de la isla de Citera, aunque algún otro autor prefiere el “desembarco” en esta
última isla.
En la Florencia del siglo XV, bajo el
auspicio de la familia Médici, se desarrolló un intento de compatibilizar las
teorías Neoplatónicas del filósofo Marsilio Ficino con el Cristianismo.
El erudito, filólogo y poeta Ángelo “Poliziano” desarrolló su poesía en
ese ambiente de mirar al pasado clásico, e influyó en la obra de muchos
artistas, Botticelli entre ellos.
La iconografía de este cuadro, está basado
en un poema, inacabado, de Poliziano, “Stanze per la giostra”, traducido es algo así como "Estrofas para un torneo"
El poema dice:” …..Una doncella de rostro no humano que el viento lascivo empuja a
la costa encima de una almeja…”
Evidentemente, “rostro no humano” por lo
bellísimo y divino de la cara de la diosa.
En este contexto Neoplatónico, el simbolismo del cuadro seria
la representación del nacimiento del amor y de la belleza como motor de la
vida.
A la izquierda del cuadro aparecen dos
figuras aladas, que representan al dios del viento del oeste, Céfiro, que
sujeta a
la ninfa de las flores Cloris, como en un rapto, como “viento lascivo”,
siguiendo el poema de Poliziano.
Céfiro, como viento del oeste, empieza a
soplar cuando su hermano Bóreas, el dios del frío viento del norte, desaparece,
marcando el inicio de la época de bonanza, la primavera.
El poema de Poliziano, continua ”…..fuiste acogida en el regazo de las tres
ninfas y envuelta en un vestido estrellado.”
Aquí, Botticelli se toma una licencia y en
lugar de tres ninfas coloca a una, la Hora de la primavera, reconocible por las
flores que adornan su vestido. El manto
con que la Hora va a cubrir a la diosa, está también adornado con multitud de
flores.
Además podemos decir que Botticelli
estudió cuidadosamente la posición de las figuras y elementos en el cuadro, por ejemplo la
línea del horizonte cumple la regla de los tercios, situándolo aproximadamente a 1/3 del borde
superior.
Igualmente, las dimensiones del cuadro,
278,5x172,5cm., cumplen la relación del rectángulo Áureo ( 278,5/172,5=
1,61….), demostrando, además de en otros detalles, los conocimientos del
maestro Botticelli en composición.
Para una interpretación iconológica de
este cuadro, ver los trabajos de Erwin
Panofsky sobre el tema.
Uno de los mitos relacionado con Céfiro,
es el del nacimiento de la flor “jacinto”, veámoslo según Ovidio.
El dios Apolo estaba enamorado del bello
joven espartano Jacinto, al que también pretendía el dios del viento Céfiro.
Tiepolo. La muerte de Jacinto, Museo Thyssen
Jacinto se decantó por Apolo y un día en
que ambos estaban practicando el lanzamiento de disco, Apolo lo lanzó a los
aires celestes y tras pasar las nubes cayó con fuerza en tierra firme. El
imprudente Jacinto fue rápidamente a recogerlo pero este rebotó en la dura
tierra que lo lanzó contra su rostro.
Dice Ovidio: “…el dios (Apolo) palidece y trata de reanimarlo pero el aliento vital de
Jacinto huye de él dejando destrozado al dios…” que dice: “veo tu herida, mi culpa….Pero cuál es mi
culpa? a no ser que a jugar o a amar se
le pueda llamar culpa…. Ya que debemos seguir la ley del destino siempre
estarás conmigo y quedaras en el recuerdo de mi boca”.
En
este excelente cuadro del veneciano Giovanni Battista Tiepolo, el pintor se toma la
licencia de sustituir el deporte del lanzamiento de disco por un juego de moda
entre la nobleza del siglo XVI, “la pallacorda” que utilizaba raquetas de
cuerda y unas pelotas similares a las de tenis.
Raqueta y pelotas de la Pallacorda, con el jacinto un poco mustio todavía (quizás muriendo como Jacinto)
Jacinto esta expirando en el suelo mirando
al desesperado Apolo, mientras un grupo de personajes los contemplan incluyendo
al dios Pan que gira la cabeza para no perderse detalle, mientras un amorcillo
está detrás de Jacinto.
Desde luego a Apolo le gustaba la belleza,
siendo bastante usual las relaciones homosexuales en aquellos tiempos.
Seguramente este mito, como varios otros, refleja el comportamiento humano de
la época reflejado en los dioses.
Bueno, resulta que “…la sangre derramada en la tierra que había marcado la hierba, deja de
ser sangre y más brillante que la púrpura de Tiro nace una flor tomando la
forma de los lirios, si no fuera porque estos tendrían un color purpura y
aquellos los tienen de plata”. Nació el primer Jacinto.
Flor de jacinto, con ese color púrpura de Tiro, que puede variar entre el morado y el rojo púrpura
El
mito relacionado con el dios del viento Céfiro, narra la misma historia y
personajes, pero es este, despechado al haber preferido Jacinto a Apolo, el que
envía una fuerte ráfaga de viento que desvía el disco haciéndolo chocar contra
Jacinto.
En Esparta se estableció una festividad
anual para conmemorar la muerte de Jacinto, las Jacintias, que eran tan
importantes que hasta las guerras se suspendían mientras durasen.
Como cada año, al celebrarse las fiestas,
volvían a florecer los jacintos, este bonito mito simboliza, también, la
renovación de la naturaleza.
Una vez comentados estos cuadros, seguimos
con Hesíodo y los nacimientos. Cito únicamente los de los personajes más
conocidos antes de pasar al nacimiento de los dioses Olímpicos, que será en el próximo
post.
La Noche parió a
las tres Hespérides (las que cuidan, al otro lado del ilustre océano, las bellas
manzanas de oro) y a las tres Parcas, que manejan el hilo de la vida, Cloto, que lo hila en el huso, Láquesis lo mide y Atropo, la más terrible, que lo corta con las tijeras
Goya. Las Parcas. Decoración de su casa "la Quinta del Sordo". Observar las tijeras para cortar el hilo de la vida que tiene Atropo en la mano ( a la derecha del dibujo)
También alumbró a Némesis (la venganza),
azote para los hombres mortales y a la astuta Eris (la causante primera de la
guerra de Troya).
El Ponto, engendró a Nereo, que a su vez
engendró a las cincuenta Nereidas junto a Doris la de hermosos cabellos, hija
del Océano. Nereidas conocidas son Tetis, la madre de Aquiles y Anfítrite, la
esposa de Poseidón.
También nacieron las tres Gorgonas, que
viven al otro lado del ilustre océano, en el confín del mundo hacia la noche,
donde las Hespérides de aguda voz. Una de ellas, la Medusa, era mortal, y
cuando Perseo le cortó la cabeza, de su sangre nacieron Pegaso, el caballo
alado de Zeus y el enorme Crisaor, el guerrero de la espada de oro.
Perseo exhibiendo la cabeza de la Medusa. Piazza della Signoria en Florencia.
En la banda se lee la firma del autor de la estatua, Benvenuto Cellini
De Tifón y una descendiente de Gorgona
(Equidna, mitad ninfa mitad serpiente), nació Cerbero, el can de cincuenta
cabezas que guardaba las puertas del Hades (el inframundo)…
Y
de uniones entre ellos, nacieron el viento Céfiro, Quimera, león por delante, dragón
por detrás y cabra en medio, la Esfinge, el León de Nemea, las tres mil Oceánides, los rios Nilo, Granico, este cerca de Troya y en sus cercanías Alejandro
Magno venció por primera vez a los persas de Darío III…..
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