Virgen
del Venerable Agnesio. Juan de Juanes. Museo San Pio V, Valencia
Este
cuadro, oleo sobre tabla, de Juan de Juanes es, para mí gusto, uno de los mejores que tenemos en
Valencia, siendo, quizás, el mejor representante de la pintura del renacimiento
en toda la península, tanto en la corona de Aragón como en Castilla.
El cuadro
fue un encargo del conde de Oliva de la familia Centelles en homenaje al venerable
Agnesio, con quien tenía gran trato y amistad.
Está
cargado de simbolismos y para entender su significado nos hace falta situarnos
en la época en que se pintó, allá por los años intermedios del siglo XVI.
Debemos relacionarlo con el gran problema existente en esos momentos en el
reino de Valencia, la relación con los moriscos y el continuado, aunque poco
efectivo, intento de su conversión a la
“verdadera religión”.
Un poco de historia
Como ya
comentamos en el post sobre las Germanías, hubo una “conversión” forzada de los mudéjares que vivían en el reino de Valencia. Fueron bautizados masivamente, a la fuerza, empezando después de
la victoria agermanada en Gandía, bautismo que fue aceptado como válido por las
autoridades eclesiásticas y siguió por la obligación de bautizarse todos los
mudéjares en el resto del reino. Estas cosas sucedieron alrededor del año 1525.
Grabado en madera del bautizo de mudéjares (en el reino de
Granada). Entraron mudéjares y salieron moriscos
Vale, ya
están bautizados los antiguos mudéjares a los que ahora, una vez bautizados, se
les llama moriscos. Quedaba, en lo que atañe a la religión, hacerles partícipes
de la doctrina cristiana, para lo cual se hicieron intentos serios de
adoctrinamiento, aunque con resultados muy pobres.
Uno de
los predicadores de moriscos más notorios, fue el personaje que recoge nuestro
cuadro, Juan Bautista Anyes, o también Agnesio ya que latinizó su nombre en
honor a santa Inés (Agnes) de quien era muy devoto. Este predicador y escritor desarrolló su labor predicadora sobre todo en la zona de Ayora, propiedad del
Conde de Oliva, con el que Agnesio tenía mucha relación.
Este
Agnesio, también escribió manuales para el adoctrinamiento de los moriscos,
como veremos en otro cuadro, este situado en la catedral de Valencia. En lo que
nos atañe, introdujo a Juan de Juanes en los contactos con la nobleza
valenciana con la que Agnesio estaba muy bien relacionado.
El venerable Agnesio en el cuadro de la Catedral de Valencia con su libro sobre el trato con moriscos.
Uno de
los temas más delicados respecto a los moriscos, relacionado con
nuestro cuadro como veremos, era que si bien se consideraba que los moriscos
adultos, ya bautizados, debían adoctrinarse o serían considerados herejes, a los
niños pequeños moriscos, se les consideraba inocentes de tal herejía.
Una constatación
de esto, fue que en la expulsión de los moriscos a principios del siglo XVII,
se estableció una comisión que consideró, en principio, como niños inocentes a
los menores de cuatro años, que no debían ser expulsados.
Cuadro
de la expulsión de los moriscos por el puerto de Valencia. Colección de la
fundación Bancaja
Juan de Juanes
Yendo
directamente al cuadro y a su autor Vicente Juan Macip, reconvertido en Joan de
Joannes, fue hijo del gran pintor Valenciano Vicente Macip, el más
importante de los pintores valencianos que hicieron la transición del último
gótico al renacimiento, tal como comentamos en el post sobre el patio del embajador Vich.
Salvador
eucarístico, del que hay dos cuadros expuestos en el museo san Pio V
También
pintó temas basados en la mitología, como este, poco conocido quizás por estar
en el museo de Udine, al noreste de Italia, del juicio de Paris.
Paris,
hijo de Príamo que era el rey de Troya, dictaminando quien de las tres diosas
es la más hermosa. Obsérvese la manzana de la discordia, origen del tema, en su
mano derecha. Al final ganó Afrodita que le concedió a Paris el amor de Helena
con lo que comenzó la guerra de Troya…..
Volviendo
a nuestro cuadro, en el que ya se aprecia el estilo renacentista pleno, tanto
con el empleo de la perspectiva lineal como con la difuminación de los
contornos de las figuras al alejarse, así como con la tendencia a los tonos
azulados en el horizonte.
La composición se reparte en tres grupos de
figuras, siendo la central en forma marcadamente triangular, influenciada, sin
duda, por las pinturas italianas de la época, composición que puso de moda
Leonardo da Vinci.
Paolo de
San Leocadio, “La Virgen con el niño y san Juanito”, en otra composición
triangular. Museo San Pio V, Valencia
Sobre el estilo del pintor, el profesor Daniel Benito Goerlich en un excelente artículo dice “…la expresión dulce y amable se funde fácilmente con el rigor compositivo, el preciosismo pictórico y el brillante colorido…”, es difícil expresarlo mejor ni más elegantemente.
Veamos el cuadro por partes:
El
venerable Agnesio al que Juan de Juanes recorta la espalda, como si de una
fotografía se tratase, al igual que hace con el personaje en el otro extremo del cuadro.
Mirando
el cuadro, tenemos a la izquierda al “famoso” Venerable Agnesio, que
da título al cuadro, en su desposorio místico con Santa Inés, en un tema de “sacra conversazione”.
Inés es
también Agnés en su forma latina, que por extensión, es Agnus, Agnus Dei,
Cordero de Dios. De ahí el que Santa Inés, por la que Agnesio sentía especial
devoción, al recibir el anillo del desposorio místico, tenga en su regazo un cordero,
su símbolo iconográfico.
Aquí,
los rasgos del Venerable, están un tanto ajados, ya que cuando Juan de Juanes
pintó el cuadro, Agnesio ya había fallecido. Se aprecia también en la diferencia de frescura con
los trazos y color de la cara si lo comparamos con el mismo personaje en el cuadro de
la catedral pintado en vida de Agnesio.
El venerable Agnesio en el cuadro de la catedral y en nuestro cuadro en que ya había fallecido
A la
derecha de estas figuras, se aprecia un edificio clásico de planta circular, un
Tholo, como el Tholo de Delfos o el Tholo
de Atenas. A su derecha está pintada una pirámide, edificio aún existente hoy
en Roma, la pirámide de Cayo Cestio. Este era un magistrado romano que
construyó la pirámide como su tumba más o menos por los años inmediatamente anteriores
al nacimiento de Cristo.
Tholo y Pirámide,
dos elementos arquitectónicos clásicos
Hay que
tener en cuenta que el renacimiento se inspira en la antigüedad clásica, “renace”
aquella cultura, de ahí la justificación de estas dos figuras, al igual que las
columnas, con basa jónica o corintia de fuste liso, en la parte derecha del
cuadro.
Justo
delante del Tholo, está la curiosa
imagen de San Jorge alanceando al dragón, quizás porque San Jorge jugó un gran
papel simbólico en la reconquista contra los musulmanes, y este cuadro habla de
conversión de estos, ¿una amenaza velada?, o quizás por estar situado el cuadro,
en principio, en la antigua capilla de San Jorge en la catedral, como comenté
en el post sobre Goya. Aunque, seguramente, el san Jorge alanceando al dragón simbolizaba al estamento del brazo militar en el reino.
San
Jorge y el dragón, según la hagiografía de Jacobo de la Vorágine en su Leyenda
Dorada
Santa Dorotea y San Teófilo
En la
parte derecha del cuadro aparecen dos personajes, ambos con el nimbo de
santidad, santa Dorotea y San Teófilo. Juan de Juanes le puso Dorotea a una de
las dos hijas que tuvo. Quizás de las muchas imágenes de conversión que pudo
utilizar, eligió esta por ese motivo.
Se
aprecia que san Teófilo, tiene un tamaño inferior al resto de los personajes,
quizás por ser el personaje menos relevante en la composición.
La
historia es que en la época de Diocleciano, en Capadocia, en la Anatolia turca,
la cristiana Dorotea fue conminada a hacer ofrendas a los dioses romanos. Como
es natural Santa Dorotea se negó y en el camino a su degollamiento, el pagano Teófilo
se burló de ella diciéndole algo así como “cuando estés en tu paraíso, envíame
flores y frutos de él”, que era lo que se esperaba encontrar en el paraíso.
Una vez
Dorotea ajusticiada, se le acerco un muchacho (un ángel) a Teófilo, y a pesar de no ser la
época, ya que según Jacobo de la Vorágine en su Leyenda Dorada era febrero, le
llevó tres rosas y tres manzanas. Quizás Juan de Juanes eligió representar
granadas por ser estas símbolo de la unidad de la iglesia. También pintó unas
azucenas blancas, símbolo de la pureza de Dorotea
Tres granadas,
con tres rosas rojas y una blanca, colores símbolos de la pasión y de la
pureza.
Como
cabía esperar después de este milagro, Teófilo se convirtió y, claro está, también
fue ajusticiado. En el cuadro, Juan de Juanes coloca un libro a los pies de
Teófilo, en señal de su oficio, ya que era notario de Fabricio, el prefecto
romano, el torturador de Dorotea.
Parte central del cuadro
En esta
composición triangular, típica renacentista, Juan de Juanes incluyó, Virgen
aparte, a los dos santos Juanes clásicos, el Bautista y el Evangelista.
Ambos están pintados de niños, este último con
su icono característico del águila, al ser su evangelio el que se remonta
espiritualmente más alto que los demás. A los pies de la Virgen, está el
cordero (del sacrificio), también símbolo de san Juan Bautista, ya que este fue
sacrificado en la fortaleza de Maqueronte por Herodes Antipas, a petición de
Salomé.
En un texto latino en letras doradas en la parte superior del cuadro, figura “la cruz es para los
inocentes el camino hacia las coronas floridas”, interpretándose aquí las
coronas floridas como la salvación.
Vemos,
en consonancia con este texto, a san Juan Bautista niño sujetando una larga cruz
a cuya base se cogen dos niños con heridas, simbolizando a los Santos
Inocentes, en este caso, a los inocentes niños moriscos, tal como hemos
comentado antes, para llegar, a través de la Cruz a la corona de flores que sostiene
la Virgen, o sea, a su salvación, de acuerdo con el texto citado.
San Juan
Bautista con los Santos Inocentes, todos con nimbo
Mas niño
aún que el Bautista, está en el regazo de la Virgen el niño Jesús- recordar que
este nació seis meses después del Bautista- que rodea con los brazos la parte
superior de la cruz mientras que dirige su mirada hacia la corona, premonición
del sufrimiento en la cruz y de la salvación de las almas.
El niño
Jesús, cogiendo la cruz y mirando a la corona de flores. Mirar el paño de
pureza donde Juan de Juanes ejecuta una transparencia curiosa.
La
Virgen es del tipo iconográfico Odigitria, “la que muestra el camino”, y tiene
la corona de flores en su mano izquierda con los dedos corazón y anular juntos,
simbolizando el misticismo, su unión con Cristo
Virgen
Bizantina tipo Odigitria, con la mano de la Virgen señalando a Jesús, al igual
que en nuestro cuadro, que es el camino hacia la salvación
Hay
varios tipos más de iconografía de la Virgen, a mi me encanta la Virgen en
majestad en los mosaicos de la iglesia de Apolinar Nuovo en Ravenna, construida
en el siglo V/ VI por Teodorico.
Virgen
del tipo Platytera rodeada de ángeles.
Ravenna. 1500 años y en perfecto estado
Volviendo
a nuestro cuadro, como vemos, esta delicada y colorista pintura, tiene como
tema central la conversión tanto de los gentiles como de los inocentes niños,
musulmanes en este caso.
Constituye
un homenaje al, quizás, mas importante predicador de moriscos de la época el venerable Agnesio,
quien en sintonía con el obispo de Valencia santo Tomas de Villanueva, obispo nombrado
por Carlos V, se volcó en el intento de conversión de los moriscos mediante el
adoctrinamiento, nunca fue partidario de la conversión a la fuerza.
Catedral
de Valencia. Cuadro recientemente atribuido a Juan de Juanes, en lugar de a su
padre Vicente Macip. El tiempo lo confirmará.
El
venerable Agnesio inspiró otros cuadros como este, en el que se encuentra ante
una escena de bautizo, el bautismo de Cristo, nada menos que con los cuatro
padres de la iglesia como testigos.
A
Agnesio, lo sitúa el pintor a la izquierda (tal como vemos el cuadro)
arrodillado, en contraste con los Padres que están erguidos. Tiene en la mano un libro con letras hebreas
y griegas , en el que se dice “ .. lo que se ha de hacer… lo harás del mismo
modo… lo harás bien”, como comenta el profesor Borja Franco citando una
traducción de Juan Ángel Oñate Ojeda de finales del siglo XX.
El sentido
de esta frase, se debe entender en el contexto de la evangelización de los
moriscos, ya que, en sintonía con santo Tomas de Villanueva, Agnesio se oponía
a la conversión forzosa de estos.
Excelente análisis. Gracias por la difusión de la información ayudando así a la cultura y al arte.
ResponderEliminarGran familia de artistas los Macip.